Portada  |  27 febrero 2018

La noche de los Alebrijes: el creciente protagonismo de México en los premios Oscar

Varias películas nominadas a los galardones más importantes del cine tienen grandes referencias a México, el vecino incómodo de Donald Trump. ¿Es la respuesta de Hollywood a la campaña presidencial del actual presidente de Estados Unidos?

Opinión

POR SANTIAGO GONZÁLEZ*

Este fue el año del terremoto en Los Ángeles pero, al menos esta vez, la Falla de San Andrés no tuvo nada que ver. El sismo fue provocado por el movimiento #MeToo y la catarata de denuncias de abusos y maltrato que las mujeres sacaron a la luz sobre encumbrados productores de Hollywood. Todos coinciden que la próxima noche de los Oscars será protagonizada por este nuevo hecho social. Pero el movimiento #MeToo se quedará en la alfombra roja (o negra) y en los discursos, no hubo tiempo de hacerle películas a este fenómeno y los premios premiarán otra cosa. A los alebrijes por ejemplo.

Quien haya estado en México los pudo ver por todos lados y hasta tal vez se trajo uno como recuerdo. Los alebrijes son esas coloridas figuras, animales híbridos o completamente inventados, que tienen un estatus mitológico y se venden en cualquier puestito de artesanías.

Los alebrijes aparecen en una película que asoma como una de las grandes ganadoras de la noche aunque no esté nominada en el rubro “mejor película”. Coco, dirigida por Lee Unkrich, autor de esa obra maestra del cine que es Toy Story 3, no sólo nos hizo llorar a todos sino que además es un homenaje a la mexicanidad y esa relación tan viva que tienen con los muertos.

Si bien está claramente inspirado en el Monstruo de la Laguna Negra, el ser que toma forma en el agua en la película del mexicano Guillermo del Toro es, a su modo, un alebrije. Sus colores fulgurantes, su condición divina y su fisonomía de hombre-pez o pez-humanoide le permiten ingresar a ese club. De esta manera, La forma del agua es también un reconocimiento a México aunque la historia transcurra en un bunker de la Guerra Fría y la disputa sea entre rusos y estadounidenses. La película de Del Toro es la más nominada, aspira a 13 estatuillas y promete arrasar con los mal llamados (e injustamente menospreciados por la prensa) “rubros técnicos”. Sobra arte en un diseño de vestuario, en una composición musical o en la escritura de un guión. En tres de las últimas cuatro ediciones el premio a mejor director se lo llevaron mexicanos: Alfonso Cuarón y González Iñárritu en dos ocasiones. Del Toro tiene grandes chances de sumarse a esta lista de compatriotas.

Esta mirada sobre los mexicanos no es casual. Es la respuesta del epicentro del cine a la campaña presidencial de Donald Trump montada sobre la promesa de construir un frontón para las aspiraciones migratorias de sus vecinos del sur, acusándolos directamente de exportar violadores y delincuentes.

En los ocho años de Barack Obama como presidente de Estados Unidos hubo una infinidad de películas que retrataron la lucha de los negros por la conquista de sus derechos civiles en Estados Unidos. Desde The help hasta 12 años como esclavo, pasando por el prisma tarantinesco de Django desencadenado hasta la clase de ciencia política que Steven Spielberg dio en Lincoln, entre muchas otras. El triunfo de Moonlight en el caótico final del año pasado parece haber sido el estertor de esta ola, en esta edición, el conflicto racial es retratado en la comedia de terror Huye! pero una película más dura como Detroit, que trata seriamente un episodio histórico de las luchas civiles, no compite por nada. ¿Qué películas nos deparará la era Trump? Recién se están empezando a escribir.

Cuando Gael García Bernal y Natalia Lafourcade se suban al escenario a cantar Recuérdame, la canción de Coco que también tiene su nominación, los mexicanos podrán decir que esa noche ellos ya ganaron. Pero todos sabemos bien qué utilidad y qué valor tienen las victorias simbólicas y morales.

*Santiago González es productor de Telefe Noticias

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