Jacqueline Faro jugaba a la maestra desde chiquita... llegaba de la escuela y no se quería sacar el guardapolvo. Sus muñecas eran sus alumnas y si alguna faltaba hacía que llamaba por teléfono a sus casas.
Para elegir su trabajo no necesitó un test vocacional, le dijo a su mamá que ella ya sabía qué quería ser cuando sea grande. Hoy es docente hace 24 años, vive de su sueño y es feliz.
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