Julieta desde chiquita se siente atraída por los instrumentos, amaba la guitarra que tenía su tía aunque no sabía tocarla. Un conocido del barrio le enseñó y la música se convirtió en su refugio ya que por una enfermedad congénita iba perdiendo la visión.
Tuvo sus bandas y al tiempo sus padres le regalaron una batería. Debutó en un bar pero no recuerda el momento porque ya no veía
Soñaba con vivir de la música, y lo logró hace 2 meses cuando logró entrar a la Banda sinfónica nacional de ciegos.
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