Portada  |  26 marzo 2018

Malvinas: el conmovedor testimonio del hijo de un soldado argentino

"Pude llevarle una flor, un rosario y hacer el luto que tardó 35 años en llegar. Fue algo mágico", contó Sergio Aguirre.

Política

Sergio Aguirre siempre pensó que su papá estaba en el mar. En diciembre hizo el ADN y se enteró, después de 35 años, que el cuerpo estaba en el cementerio Darwin. "En ese momento sentí que era un mensaje de mi padre, que me enviaba a visitar las islas".

"Mi papá tenía 52 años cuando fue a la guerra, se ofreció de voluntario para ir a colaborar. Cumplió la función de jefe de máquina, hasta que el 10 de mayo fue atacado por una fragata inglesa y al llevar material bélico, estalló por los aires, En ese ataque, fallecen 23 héroes", contó en diálogo con Telefe Noticias.

Miguel Aguirre es uno de los 23 muertos en el ataque británico y hundimiento del buque argentino. Hoy, finalmente, pudo participar de la ceremonia y rendirle homenaje. "Pude llevarle una flor, un rosario y hacer el luto que tardó 35 años en llegar. Fue algo mágico, el día anterior no podía imaginarme qué iba a pasar. Cuando llegamos al cementerio, sentimos mucha paz", sostuvo emocionado.

Con una oración por los caídos argentinos e ingleses en la guerra de Malvinas y un llamado a "trabajar por la cultura del encuentro sin divisiones ni odios ni guerras", se realizó la ceremonia religiosa en el cementerio de Darwin de la que participó un contingente de 248 argentinos, la mayoría de ellos familiares de los 90 soldados identificados el año pasado.

A bordo de tres aviones, un contingente de 248 argentinos, en su mayoría familiares de caídos en Malvinas, partió  por la madrugada desde el aeropuerto de Ezeiza con destino a la base militar de Mount Pleasant. Formaban parte del contingente también médicos, psicólogos, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj; funcionarios de la embajada británica y una reducida comitiva de prensa.

También viajó a las islas el militar inglés Georey Cardoso, quien en 1982 diseñó Darwin y se ocupó de enterrar a los soldados argentinos; el ex combatiente y presidente de la Fundación No me Olvides, Julio Aro, uno de los impulsores de la iniciativa de las identificaciones; y miembros de la Corporación América del empresario Eduardo Eurnekian, quien financió el viaje.

Una vez realizados los trámites de migraciones, que incluyeron el sellado del pasaporte, la delegación argentina recorrió en micros los 37 kilómetros que separan la base militar Darwin, en dirección contraria de donde se encuentra la capital de las islas, Puerto Argentino.

Una vez en Darwin, tuvo lugar la ceremonia inédita, que incluyó una oración religiosa y honores militares para rendir homenaje a los caídos argentinos y británicos durante la guerra de 1982, a poco de cumplirse el 36 aniversario del inicio del conflicto.

Allí, los protagonistas fueron los familiares de los soldados argentinos caídos en la guerra que fueron identificados el año pasado tras un minucioso proceso forense, llevado adelante por el Comité Internacional de la Cruz Roja con participación del Equipo Argentino de Antropología Forense, merced a un acuerdo alcanzado entre los gobiernos de Argentina y el Reino Unido.

Desde hace pocos días, las tumbas de esos soldados ya contaban con su lápida de granito negra con la inscripción de su nombre y apellido, que reemplazó a las que portaban la leyenda “Soldado argentino solo conocido por Dios”, que, a su vez, fueron traídas al continente para ser distribuidas entre los museos y recordatorios de Malvinas que existen por todo el país.

Gisela Busaniche reconstruye la historia del soldado Araujo, héroe de Malvinas:

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