Cuando Aldana era una nena perdió a su papá y, años más tarde, a su padrastro.
Más grande, mientras estudiaba, leyó un texto sobre los niños en duelo y quiso sumarse a algún proyecto en ese sentido pero no encontró nada.
A partir de eso y motivada por su historia personal creó el primer lugar de acompañamiento de niños en duelo por la pérdida de un familiar.
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