Portada  |  08 septiembre 2025

Espionaje digital en el mundo de los negocios: cómo se puede controlar el entorno para no sufrir ciberataques

En el mundo corporativo actual, donde la información es uno de los activos más valiosos, el espionaje digital dejó de ser una amenaza exclusiva de los gobiernos para convertirse en una realidad cotidiana para las empresas de todos los tamaños. Desde startups hasta corporaciones consolidadas y pymes, nadie está exento.

Tecno

A diferencia de los ataques tradicionales, el espionaje digital suele ser silencioso, persistente y extremadamente difícil de detectar. No busca destruir, sino observar. No genera alertas visibles, sino que se infiltra en los sistemas, estudia a los usuarios, accede a documentos estratégicos y permanece el mayor tiempo posible sin ser detectado.

Llamado de atención

"Se puede determinar cuatro señales de que una empresa está siendo espiada digitalmente", advierte el CEO de Sparkfound, Sergio Oroña.

Según el especialista, lo que toda organización debería revisar con lupa para anticiparse a una posible intrusión es:

1. Si los empleados reciben correos extraños o con archivos sospechosos, incluso de contactos conocidos. Esto podría ser síntoma de un ataque de phishing o suplantación interna. Si un contacto habitual envía algo fuera de contexto, es probable que su cuenta haya sido comprometida.

2. Si los sistemas se encuentran funcionando de forma lenta o consumen recursos de forma anormal. Los spyware o herramientas de acceso remoto consumen ancho de banda, procesamiento o memoria. Si no hay una causa clara, podría tratarse de un malware operando en segundo plano.

3. Contraseñas que ya no funcionan o accesos fallidos reiterados sin explicación. Este tipo de comportamiento suele indicar intentos de fuerza bruta o que un atacante ya está adentro, intentando escalar privilegios.

4. Datos sensibles se filtran o aparecen en lugares donde no deberían. Si documentos privados llegan a destinatarios equivocados o aparecen fuera del entorno controlado, puede haber una brecha activa.

"Los atacantes modernos no buscan hacer ruido. Prefieren infiltrarse y permanecer ocultos, mientras extraen inteligencia comercial durante semanas o incluso meses. En muchos casos, la detección ocurre recién cuando el daño ya está hecho: fuga de datos personales y contactos de clientes, pérdida de propiedad intelectual o manipulación de procesos internos", afirma Oroña.

La clave está en pasar de una postura reactiva a una postura preventiva lo cual implica llevar a cabo una estrategia de monitoreo constante, segmentación de redes, control de accesos, autenticación multifactor y educación continua para todos los niveles de la organización. "Y sobre todo, escuchar las señales: porque cuando algo “raro” ocurre en una red, nunca es solo una coincidencia", concluye.

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