A cuatro meses de la desaparición de Gabriel García Gurrea, familiares y allegados de “Tibu” se concentraron el lunes a la tarde en las escalinatas del Municipio para reclamar por novedades en torno a la investigación.
Desde aquel 19 de mayo, el transcurrir de los días sin ninguna definición sobre su paradero ha actuado como una daga en el corazón de la familia. La incertidumbre adquirió un matiz insoportable y la desesperanza lamentablemente hoy anida con mayor fuerza en el sentir de sus seres queridos.
En diálogo con los medios de prensa presentes, Cristina (mamá de Gabriel) aclaró que lo del lunes no fue una marcha sino una convocatoria “para que la gente y la Fiscalía sepan que no vamos a bajar los brazos y que vamos a seguir buscando a mi hijo”.
En cuanto a la causa, manifestó que por el momento no hubo novedades y se encuentran esperando los resultados de las muestras hemáticas, extraídas en algunos vehículos secuestrados, para cotejarlas con la extracción de sangre que oportunamente fuera practicada a Cristina.
Un estudio que podría demorar “un mes”, según le indicaron desde Fiscalía.
Por su parte, Juan (papá de Gabriel), remarcó que se encuentra “con la incertidumbre de siempre” y se mostró desesperanzado para con la investigación que lleva adelante el Fiscal Rodolfo De Lucía.
“Estamos un poco desesperanzados con el tema de que, a pesar de todas las pistas que se han recolectado durante la investigación, no confluyen en un requisito legal para que esta gente pudiera ser detenida”, sostuvo.
Las sospechas del núcleo familiar todavía giran sobre el mismo círculo íntimo que tiene como referencia visible a Pamela Antúnez, pareja de Gabriel y la última persona con quien mantuvo contacto aquel 19 de mayo.
A la par de ello, el ojo de la Justicia también se posa sobre Marcelo Campetella, vecino y presunto amante de Antúnez; y apunta a Tamara Pampín (hija de Antúnez), cuyo marido Sergio Castillo cumple una pena en la cárcel y tiene antecedentes por hechos de cuatrerismo.
“Entiendo que hay muchas mentiras y, según las investigaciones, hay autos que no estaban donde decían ellos que estaban. Personas que decían estar en un lugar y no estaban justamente ahí, sino en la escena del conflicto por así decirlo”, aseveró.
En tal sentido, Juan consideró que la carátula de la causa debería cambiarse de “una desaparición a un presunto crimen”.
“Pretendemos que aparezca nuestro hijo, con vida o sin vida, porque es demasiado tiempo ya. En mi caso, a veces pasa de escuchar un ruido de la puerta y pensar que puede ser él que entre a casa”, finalizó con el timbre de voz entrecortado por la emoción y el dolor.
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