Allá por los años '90 la fiesta fue para unos pocos; los que no disfrutaban de los laureles de la convertibilidad fueron los jubilados. Este grupo de personas tuvo que soportar durante 10 años que sus haberes estuvieran congelados... Cualquiera puede preguntarse: "si había estabilidad económica, ¿por qué habría que aumentarlos?". Pues bien, la jubilación mínima en ese tiempo era de $150, es decir, 150 dólares. Pero el sueldo mínimo era de $800 o dólares… ¡Qué lejos estaban los jubilados que habían aportado toda su vida de ganar algo cercano al sueldo mínimo! Encima en 1994 a los gobernantes se les ocurrió modificar la ley de jubilaciones y crearon las AFJP, administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones, prometiendo solucionar el tema de los haberes jubilatorios, algo que claramente no sucedió, pero sí les llenó los bolsillos a los dueños de esas empresas. Para colmo de males, la Corte Suprema menemista había decidido que a los jubilados sólo les correspondía un 13% de aumento en el recordado caso Chocobar.
En este contexto, una señora jubilada de la mínima llamada Norma Bestri Guimil de Plá hacía temblar a la plana mayor del gobierno menemista.
Norma tenia 60 años en 1992, había nacido en Temperley y tenía 4 hijos. Proclamaba a diestra y siniestra que la jubilación mínima debía ser de $450 o dólares. Hizo 100 marchas durante 5 años, todas frente al Congreso Nacional, los días miércoles.
Se enfrentó con políticos y policía, la lastimaron muchas veces, la metieron presa otras tantas.
Durmió durante 100 días en un acampe frente al Palacio de Tribunales para pedirle a los jueces de la Corte Suprema por los juicios de reajuste: para el pueblo fue “la abanderada de los jubilados”.
"Yo gano $150, me arreglo porque me ayudan mis hijos, pero hay otros que están todavía peor que yo. Pedimos $450 de jubilación. ¿Es mucho? Si el ministro Cavallo dice que $10.000 no le alcanzan. ¿Que no hay plata? No habrá para nosotros, pero sí para aviones o canchas de tenis en Olivos. Yo aporté toda mi vida, quiero que me devuelvan ese dinero", afirmó Norma Plá en 1992.
Tenía más de 20 procesos judiciales, hizo innumerables huelgas de hambre, amenazó con quitarse la vida en público si no se recomponía la situación de los “abuelos” -el término adultos mayores no existía en esa época.
Tanta lucha la enfermó y falleció de un cáncer de mama fulminante en 1996.
Plá fue la primera y única jubilada luchadora. Me atrevo a decir que, si hoy viviera, sería feminista y estaría en la marcha del Congreso.
Por la Dra. Laura Kalerguiz, periodista en Telefe Noticias y abogada previsionalista - Matrícula CPACF T 70 F 987
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