Portada  |  30 noviembre 2021

Cuando los trastornos alimentarios son mucho más que comida

El 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Promulgada desde el 2012, esta fecha tiene como propósito concientizar, informar e interpelar a los distintos actores sociales sobre esta problemática.

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Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son una alteración de la conducta alimentaria que no tiene que ver con una cuestión de "malos hábitos". En un TCA hay distorsión de la imagen, miedo a engordar, dietas extremas, atracones, entre otros, porque la estructura cerebral lo permite.

Entre los TCA se encuentran la anorexia, bulimia, trastorno por atracón, vigorexia, ortorexia, alcohorexia.

“El tratamiento de recuperación va a depender del grado de gravedad y de la salud mental de cada paciente. Algunos hacen tratamiento ambulatorio, otros necesitan hospital de día, algunos tienen acompañante terapéutico en la casa, a veces hay internación clínica o psiquiátrica. Todo va a depender del caso y siempre se realiza junto a un equipo interdisciplinario especializado”, afirma la Lic. Agustina Murcho (M.N. 7888), nutricionista experta en trastornos alimentarios.

A su vez, Murcho sostiene que “se puede generar conciencia en el consultorio o en las mismas redes sociales, aunque allí no se habla de estas cosas, en cambio siempre se habla de la magia del no comer. Mi recomendación es que no sigan cuentas que generen miedos o estereotipos de cuerpo o vidas inalcanzables. Sí aquellas cuentas que motiven desde una adecuada alimentación, buscando una vida sana y equilibrada, aquellas cuentas que hablen del disfrute, de la salud mental, sin mensajes extremistas ni obsesiones. Y siempre, ante cualquier duda, consultar con profesionales”.

Por su parte, Mara Fernández, psicóloga especialista en TCA (M.N. 36031) plantea que “quienes padecen un TCA son personas cuyo estado anímico se ve influenciado por el éxito o fracaso en su relación con la comida y con su imagen de sí mismo. Tienden a describirse a sí mismas en términos absolutos (bueno-malo; lindo-feo; correcto-incorrecto). La búsqueda por alcanzar la delgadez extrema se traduce en una lucha psicológica, en la cual la persona adopta una conducta de desafío e independencia, pero la realidad es que sienten que no valen nada y no merecen que nada bueno les suceda".

Por otro lado, la psicóloga Olga Ricciardi, fundadora y directora del Centro Especializado en Desórdenes Alimentarios (CEDA) afirma que “un paciente que tiene un TCA requiere ser alojado en un encuadre de tratamiento ordenado, con consignas claras y firmes, donde su palabra y la del equipo tratante sea valorada y respetada. Es fundamental que se sienta escuchad, en sus particularidades. Puede ser que comience el tratamiento por una iniciativa de sus padres o familiar cercano. También es necesario que la familia tenga un espacio para volcar el apoyo imprescindible para el proceso de cura. Se debe abordar el tratamiento desde la interdisciplina, ya que las causas son psíquicas, el síntoma se manifiesta en lo alimentario y genera deterioro en el organismo. Por tal motivo, el equipo tratante debe estar conformado por: psicólogos, psiquiatras, médicos especialistas en nutrición, nutricionistas y terapeutas de familia. Cada uno de los especialistas debe atender de modo personalizado e individual al paciente y en la interdisciplina construir, entre todos, la dirección de la cura, es decir, la planificación necesaria para la eficacia del tratamiento que incluye lograrlo en el menor tiempo posible”.

En Argentina, durante los últimos años se ha producido un incremento preocupante de la incidencia de los desórdenes alimentarios . Si bien no hay estadísticas oficiales, según los datos aportados por la Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia, en la actualidad entre el 10% y el 15% de la población sufre algún trastorno alimentario.

En ese sentido, la Lic. Ricciardi afirma: “En el CEDA aumentaron las consultas un 50% en el último año, tanto en la zona metropolitana como en el interior del país, ampliándose además el rango etario. Es decir, hay solicitud de diagnóstico y tratamiento desde niños de 3 años a personas de edad avanzada”.

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