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Detalles del secuestro del empresario: "No es una banda improvisada"

Rafael De Francesco, amigo del empresario que permaneció secuestrado durante ocho días, afirmó este miércoles que "fue un infierno" lo que vivieron en esta semana con un primera exigencia de "dos millones de dólares" y llamados de 50 segundos en donde se trataba de "razonar" y "ocho horas de silencio" que eran "una tortura".
Por Telefe Noticias

Actualidad: Detalles del secuestro del empresario: "No es una banda improvisada"

También contó que hubo un "ablande" el lunes por la noche para ensayar el pago del rescate y confirmó que el dinero que se logró juntar entre familiares y amigos, un millón y medio de pesos, fue arrojado por una ventana del tren en cercanías de Santos Lugares y no supieron nada hasta tres horas después cuando la víctima fue liberada.

Y cuando le preguntaron si la banda tenía información confidencial sobre el dinero de la empresa, De Francesco respondió: "Cómo no van a tener movimientos contables si cuando va a crear trabajo tiene que dar una información interminable, si son las instituciones gubernamentales las que deben fijar el secreto y cualquier página bancaria tiene los datos de lo que hacemos y no hacemos".

Al dar detalles de lo vivido por Daniel Rebagliatti, precisó que el primer llamado extorsivo se recibió en la empresa "dos o tres horas después" de que interceptaran la camioneta de la víctima el lunes 27 de abril.

"En el primer llamado piden dos millones de dólares. Una locura. Después pidieron uno. Después no sabíamos la cifra. Fue una locura todo lo que pasó. Pedir dos millones de dólares es como pedir el Obelisco, el Mar Adriático y el desierto del Sahara. Era una cosa imposible", afirmó.

El hombre relató que, a través de un interlocutor, intentaban "razonar" con las exigencias de los secuestradores: "Tratábamos en 50 segundas de explicar lo imposible de lo que pedían".

"Ese dinero que pedían existía en la imaginación de alguien, incluso materialmente es imposible hasta entregarlo, hay cuentas en rojo, pago de sueldos. Hasta pidieron vender la empresa que es una cosa imposible porque no vende caramelos o facturas, requiere de un soporte de infraestructura financiera. Empeñar la empresa. Formas de apriete que nada condecía con la realidad", afirmó.

De Francesco afirmó que durante los ocho días "que duró este infierno" había que dialogar con los secuestradores con "una explicación a pedidos exorbitantes en 55 segundos" y después "nos castigaban con el silencio de ocho a diez horas y era una de las mayores torturas que sufríamos; nos sentíamos culpables y no sabíamos dónde habíamos metido la pata porque no nos llamaban".

Según precisó, el lunes último los delincuentes "hicieron una tarea de ablande desde las 11 de la noche hasta las 5 de la mañana" en donde tuvieron al interlocutor "paseando de puente La Noria, a Recoleta, de ahí a la cancha de River, vuelta a La Noria, dar diez vueltas. Así toda la noche".

Anoche, en cambio, hubo "un periplo de postas más corto" porque "fue más temprano" en donde el interlocutor fue nuevamente paseado por el Obelisco, Recoleta y Retiro hasta que lo obligaron a abordar un tren hasta José C. Paz y arrojar la bolsa de dinero por la ventanilla entre Santos Lugares y Caseros.

Los delincuentes son "gente que sabía lo que hacía" porque "tener una persona secuestrada ocho o diez días no es una banda improvisada".

"Esto fue un secuestro planificado, organizado, con gente que sabía lo que hacía, dividido en células: el que cortaba el auto era diferente al secuestrador, diferente al negociador, diferente al cuidador. Había un piso que es donde estaba alojada la víctima", relató.

Cuando le preguntaron si era verdad que el empresario había estado encerrado en un ataúd, el entrevistado contestó: "No lo puedo confirmar. Con Daniel aún no hablé, él ahora está bien con su familia y cuando todo se tranquilice va a ir a declarar" a la fiscalía para aportar todos los detalles.

También dijo que, si bien tuvieron que guardar silencio sobre lo que ocurría, "no se puede tapar el sol con las manos y la gente se daba cuenta que algo pasaba, pero era una carrera contra el tiempo y hay que agradecer que había medios" que supieron del secuestro "hace dos o tres días y que tuvieron la deferencia y responsabilidad" de no divulgarlo.