En medio del dolor por la inesperada partida de Débora Pérez Volpin, quien fue su pareja en los últimos siete años, el periodista Enrique "Quique" Sacco decidió recordar los comienzos de su historia de amor por medio de un emotivo texto.
"Comenzamos con un '¿cómo venís hoy? ¿Comemos tipo nueve?'. Nuestra primera cena fue mágica. Me enamoré desde ese primer encuentro. Me enamoré del todo, de su belleza –aquello que los ojos pueden ver– y fundamentalmente de su estilo, de esa particular elegancia espiritual y conceptual que traspasa la imagen. Esa noche conversamos mucho. De casi todo. De sus hijos, de nuestros padres, la familia, los amigos, de nuestra profesión, de cine, e incluso, hasta de política", contó Sacco en un texto que escribió para la revista Gente.
Con fotos que ilustran su relación e incluso los muestra juntos días antes del fallecimiento de la periodista y legisladora, Sacco contó que el cine y el gusto por Woody Allen fue clave en la relación. En ese sentido, relató que fueron juntos a ver Medianoche en París, que se convirtió en su película emblemática. “A los dos nos encanta esa. Ese destino resumía muchas de nuestras preferencias importantes. Amamos viajar, y entonces, obvio, allí fuimos en nuestro primer paseo largo juntos... la Ciudad Luz, y también Londres. Un viaje que permitió conocernos profundamente en el día a día, con todo lo que una persona puede expresar y sentir. Disfrutamos de ambas ciudades".
El texto, sigue con emotivos recuerdos sobre cómo conoció a la familia de Débora: "Para viajar conmigo me pidió presentarme a sus padres, Marta y Aurelio. Creo que era necesario que ellos me conocieran para estar tranquilos y por supuesto, opinar en la intimidad, como hacen todos los padres del mundo. ¡Qué linda cena! Aurelio –o Cucú para sus nietos– poseía un carisma especial. Y Marta, una escorpiana inteligente que lo dejaba conducir, aunque al final ella marcaba el ritmo. Cualquier similitud entre madre e hija, pura coincidencia. Honesta, inteligente, humilde, amable, simpática, independiente, y además bella. Me abrió las puertas de su corazón, confió en mí y me regaló lo mejor que una mujer puede dar: ¡AMOR, dos hermosos HIJOS del corazón, Agustín y Luna! ¡Y una gran FAMILIA! Ese legado es eterno".
Sacco contó que su tiempo juntos fue “intenso” imposible de olvidar. “Orgulloso y feliz de ser el compañero en la vida de Débora, excelente persona, gran profesional, de convicciones firmes e intransigentes, madre todo terreno, mujer inmensa, compañera leal de cada momento, dueña de una sonrisa especialmente brillante. Celebro por siempre nuestro amor inolvidable. Y como cada día antes de dormir con el beso de las buenas noches, va la frase de siempre: '¡Te amo, hermosa D!'".
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