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Estudiante liberado: "Todo el tiempo me apuntaron a la cabeza"
Llegó a la casa de su suegro cerca de las 22.20. Pero no bajó: estacionó su Volkswagen Gol Trend en la vereda y esperó a que su novia saliera. Cinco minutos después, cuando la chica abrió la puerta, descubrió que él ya no estaba. Luego se enteraría que Nicolás Cichocki (21), su pareja, había sido secuestrado y que para que lo liberaran su familia tuvo que pagar 50 mil pesos.
Sucedió el viernes a la noche en la calle Melo, en una zona céntrica de Lanús Oeste, pero trascendió ayer. Se trata de un distrito caliente del Conurbano: allí se cometieron seis de los nueve secuestros que hubo en los últimos dos meses en la Provincia.
Todavía conmocionado, Nicolás, estudiante de Relaciones Internacionales en una universidad privada, relató cómo fue el calvario que le tocó vivir. "Eran las 22.28, justo estaba mirando la hora. De repente se me aparecieron cuatro tipos encañonándome con pistolas y una escopeta. En la desesperación se me cayó el teléfono. Pensé que todo terminaba ahí", aseguró el joven.
De entrada, los secuestradores fueron muy violentos: "Lo primero que hicieron fue pegarme un codazo en la nuca y pasarme a la parte trasera del coche. Entonces empezaron a negociar con mi papá. Me preguntaban quién era, a qué se dedicaba mi familia. Decían que les habían vendido información nuestra y me daban instrucciones", agregó la víctima.
Nicolás estuvo todo el tiempo con la cabeza cubierta por un pasamontañas. Sentía que le apoyaban una pistola y, si atinaba a moverse, lo golpeaban. Por cómo fue el hecho, imagino que tenían todo muy preparado, estaban bien organizados, por las armas y el proceso. También decían que estaban trabajando con apoyo, como si la banda fuera más grande", contó el joven.
Pocos después comenzaron las negociaciones. "Uno de ellos hacía de interlocutor con mi viejo. Pedían un dinero que no tenemos y que hubiera sido difícil poder conseguir en cinco minutos. Yo trataba de calmarlos y de calmarme. ‘Dejame ver cómo juntamos la plata. Voy a cooperar. ¿Pero me asegurás que me dejan con vida?', pregunté. ‘Depende', me respondieron. Y ahí se me vino todo el mundo abajo. El primer llamado a mi papá lo hice yo mismo: le dije que no avisara a la Policía y que se manejara todo entre ellos, tal como me habían ordenado. Tuvo que acceder".
"Mientras hablaban con el padre, a Nicolás lo pasaron a otro coche -todo indica que sería la Suran en la que se movían los secuestradores- y lo tuvieron todo el tiempo boca abajo. Nunca le permitieron ver dónde estaba", describió una fuente del caso.
Una de las sospechas de los investigadores es que los captores se equivocaron de objetivo: "Cuando subieron al auto de Nicolás le mencionaron a otra persona, con nombre y apellido", contó un allegado de la víctima.
Nicolás tuvo que mostrarle su documento para que entendieran que no era el que suponían. Fue en ese momento que comenzaron a bajar sus pretensiones. Un rato más tarde, el papá de Nicolás terminó acordando un punto de encuentro para entregar el rescate. El pago se concretó en Camino General Belgrano y Méndez, en Wilde. Y el joven fue liberado en ese momento.
La familia pagó 4 mil dólares y 10 mil pesos en efectivo. Eran todos los ahorros que tenían. Los secuestradores también se llevaron el auto de la víctima, que anoche seguía sin aparecer. Pero no se conformaron con eso: cuando el padre fue a pagar el rescate también le sacaron el celular.