La técnica "eyeball" remite al teñido de iris estudiado por los griegos en 150 d.c. Siglos más tarde el tatuaje se utilizó por prescripción médica para ocultar cicatrices o falta de pigmentación. Y desde 2007 el tatuador australiano Luna Cobra le encontró un “sentido artístico”, aunque advierte que varios intentaron imitarlo con resultados perjudiciales.
¿Cómo es el procedimiento? Con una aguja de calibre muy fino y sumo cuidado, el tatuador pincha la capa ocular para inyectar pigmentos en la esclerótica, la membrana blanca más gruesa del ojo. Según explican los tatuadores, la precisión es determinante, ya que si introduce más tinta de la cuenta o se hace a demasiada profundidad, puede provocar daños severos. En cambio, los oftalmólogos condenan la práctica y alertan que, sin importar cómo se efectúe, en todos los casos conlleva riesgo de infección, inflamación y hasta la pérdida de visión.
“Soy el único que lo hace en Argentina”, afirma Viraca. Desde que se inició, dice, le llovieron un centenar de consultas a su cuenta de mail, incluso desde países limítrofes, pero él aclara que es selectivo con sus clientes. Necesita que haya una “conexión” y les avisa que, una vez que se hace el tatuaje, no hay vuelta atrás. También, aclara, les menciona los riesgos.
“Duele un poco y no podés mover la mirada”, le reveló Alejandro Garómpolo, de 35 años, a Juan Manuel Barca, de la Maestría de Clarín.
El muchacho de San Miguel empezó con los tatoo a los 16. Luego fue más allá y comenzó a modificar su cuerpo. Se expandió los lóbulos y los cartílagos de las orejas. Esa última intervención “duele muchísimo” y, según recordó, le llevó un año cicatrizar. En sus brazos, a su vez, resaltan tres implantes subcutáneos que parecen arañas. El de la mano se lo quitaron luego de que se le infectara. Mientras que la línea punteada que va desde su panza hasta su cuello es una escarificación que se practicó él mismo con un bisturí.
Antes de adoptar la mirada de un reptil, Garómpolo preparó a sus dos hijos, de 7 y 9 años, y a su pareja, de 25. “Al más grande le gusta, pero le dio impresión el dolor”, confesó. También se manejó con cautela en la fábrica autopartista donde es oficial múltiple. En su primera entrevista se quitó los expansores y se vistió con camisa de manga larga, para esconder los tatuajes. No obstante, con el tiempo sus compañeros y jefes se acostumbraron. En cambio, todavía lo observan sorprendidos algunos de sus contrincantes cuando compite en torneos de ajedrez, una de sus pasiones que lo situó en el ranking internacional, con 1970 puntos. “Por la calle te preguntan si te drogás, pero soy profesor de ajedrez”, cuenta.
Los médicos alertan: “Provocan daños irreparables”
Las principales asociaciones médicas oftalmológicas se declararon en estado de alerta y piden que las autoridades prohíban la técnica conocida como eyeball, por su “grave impacto en la salud pública”. El tema pasó a ocupar el orden del día en el Consejo Argentino de Oftalmología (CAO), la entidad más importante del país que nuclea a 3.280 especialistas y agrupa a todas las sociedades científicas, subespecialidades, y cátedras universitarias. En el organismo advierten que el tatuaje de conjuntiva, como se lo denomina en la jerga médica, genera daños irreparables. Además de que la propia inyección puede producir cataratas, infección y perforación, la introducción de pinturas detrás de la esa delgada capa transparente que cubre la parte blanca del globo ocular (esclerótica) altera su normal funcionamiento, que es lubricar el ojo. “El ojo es una parte muy pequeña del cerebro, donde están inyectando pinturas que pueden terminar en un lugar crítico del cuerpo y entrar en el torrente sanguíneo”, alertó el titular del Consejo Argentino de Oftalmología, Pablo Daponte.
Además de los riesgos para la salud, los expertos se quejan de la falta de regulación. “Vos podés tener un error médico y te pueden sancionar por mala praxis, ahora hacés un tatuaje de ojos y no hay ningún problema”, dijo Daniel Badoza, presidente de la Sociedad Argentina de Córnea, Cirugía Refractiva y Catarata.
Mientras en otros países ya hubo casos de ceguera por el teñido de ojos, desde las asociaciones oftalmológicas adelantaron que harán una denuncia ante el Ministerio de Salud y la ANMAT. Su objetivo es que se prohíba el eyeball, junto con los implantes artificiales de iris y la venta libre de lentes de contacto cosméticos, otras modas “que ponen en riesgo” la salud. “Piensan que el tatuaje de ojos es un juego, pero es un retroceso en los avances médicos”, concluyó Daponte. (Clarín)
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