"La pizza apunta a un público más laburante y permite salir a comer incluso en épocas de crisis. Con una sola pueden comer tres personas. Por eso no subió tanto", explicó el director de la Asociación de Propietarios de Pizzas y Empanadas (APPYCE), Javier Labaké, al diario Clarín. El hecho de que su valor varíe mucho de un local a otro responde a que en el monto "no sólo se cuenta el costo de producción sino también los impuestos, el alquiler y los servicios que paga el local", agregó.
Lo cierto es que el local con la pizza básica más cara de la Ciudad de Buenos Aires queda en Caballito: se llama Pizza Pizza y está a media cuadra de Acoyte y Rivadavia, donde la grande de muzzarella se vende a $ 320.
Para el director ejecutivo del centro que elaboró el informe, Daniel Amoroso, en el aumento por debajo de la inflación también influyó el hecho de que "bajó el consumo de pizza, que es un producto que además es fácil de hacer en casa. Por eso, para que no mermara aún más, las pizzerías prefirieron no aumentar tanto los precios".
Otro dato llamativo del informe es que el valor de la grande de muzza varía no sólo entre barrios, también cambia en el interior de ellos. “Nos llamó la atención que por una diferencia de cuatro o cinco cuadras ya cambie tanto el número”, resaltó Amoroso.
El estudio, que recopiló los precios de la pizza, el café, el pan y las facturas en 12 barrios porteños.
El pan fue otra variable estudiada en el informe. El kilo trepó a $ 51,88 en promedio, un 24% más que el año pasado, lo que lo colocó por debajo del índice medido oficialmente por el Gobierno porteño. Con todo, hubo panaderías muy por encima de ese precio: la más cara del relevamiento es Pan Caliente, en Parque Patricios, a $ 72.
Parque Patricios es además uno de los barrios donde más cuesta comprar pan en promedio, junto con Boedo: el kilo ronda los $ 61. Sólo los supera Palermo, con $ 63. En el otro extremo de la tabla se ubican Belgrano y Núñez, a $ 53.
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