Confrontados a la situación vincular compleja que incluye a niños que provienen de
hogares infantiles y a sus madres con trastornos mentales severos (TMS), estabilizadas y externadas, la Dirección General de Salud Mental del Gobierno porteño puso en funcionamiento en 2015 la Residencia Asistida Materno Infantil (RAMI) “Pedro
Goyena”, un dispositivo pionero que dio respuesta a esa necesidad de rehabilitación psicosocial y revinculación materno-infantil.
Dicha residencia, ubicada en el barrio de Caballito, está destinada a mujeres mayores de 18 años de edad sin recursos económicos que presentan TMS pero realizan sus tratamientos individuales en forma ambulatoria.
Este dispositivo terapéutico-habitacional sirve como instancia intermedia en ese proceso que media entre la dependencia que implica la descompensación y la internación psiquiátricas y la autonomía plena que, tras una adecuada rehabilitación, supone la independencia personal, la reinserción socio-comunitaria y el ejercicio responsable de la maternidad.
Un equipo profesional interdisciplinario -constituido por operadores terapéuticos, enfermeros, psiquiatras, psicólogos, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales- les brinda sostén y acompañamiento a fin de afianzar el vínculo madre-hijo, subraya el médico psiquiatra infanto-juvenil Darío Sangineto, a cargo de la coordinación general del dispositivo intermedio de Salud Mental. Cabe aclarar, además, que se trata de niños en etapa de primera infancia que se han visto separados transitoriamente de sus madres como consecuencia de la descompensación de su cuadro de base.
Maternidad y trastorno mental severo son términos que a priori podrían resultar
inconciliables, señalaban especialistas en el XII Congreso Argentino de Salud Mental y V Congreso Regional de la Word Federation for Mental Health en 2018. Sin embargo, la crianza comunitaria propuesta a través del andamiaje terapéutico en la original experiencia de la Residencia "Pedro Goyena" fue evaluada positivamente a lo largo de los seis años que lleva el programa.
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En la RAMI el Estado toma a su cargo la decisión de preservar el vínculo temprano madre-hijo, y contribuir a que estas madres -con cuadros crónicos de cierta gravedad, en su mayoría- construyan su propia capacidad de “ser madres”.
Terapéutica interdisciplinaria
La primera condición para pensar en la posibilidad de un proceso de rehabilitación es la estabilidad psiquiátrica, que se basa principalmente en un diagnóstico correcto y en una estrategia terapéutica que apunte a la remisión más completa de la sintomatología, y que tiene al plan psicofarmacológico como su eje principal. "Ninguna persona con esquizofrenia o con un cuadro bipolar que no cuente con un abordaje farmacológico efectivo se hallará en condiciones mínimas de afrontar un proceso de rehabilitación y de reinserción social. La desinstitucionalización es un enunciado sin consistencia y sin posibilidad de ser llevado a cabo toda vez que la evaluación psicopatológica y los tratamientos correspondientes estén ausentes, dado que la prevención de recaídas y estados agudos permite la continuidad del trabajo de rehabilitación. Es decir que la clínica es uno de los puntales en que se sustenta cualquier intento de rehabilitación y reinserción", explica Sangineto.
La revinculación requiere de estrategias y reevaluaciones permanentes a fin de determinar en carácter prioritario si el proceso resulta en beneficio del desarrollo emocional de los niños. Y para ello, debe tenerse en cuenta diversos aspectos de la relación madre-hijo: contacto, afectividad, sostén y cuidado, comunicación funcional, vínculo y apego, tolerancia a la frustración, regulación del estrés, hábitos de crianza, organización de la vida cotidiana. Por ello, el proceso de revinculación requiere de intervenciones específicas e incluye también otras inespecíficas, todas modalidades intra-institucionales. "En el primer caso podemos nombrar el Taller de Madres y en el segundo el acompañamiento de las operadoras para algunos hábitos en que pueden presentarse dificultades, como la higiene", señala el psiquiatra.
En la RAMI las mujeres atraviesan reflexivamente la maternidad, que al ser comunitaria y sostenida por un contexto empático y saludable, se traduce para ellas, además, en un factor productor de salud.
"La práctica colectiva brinda elementos sustanciales. El lazo social que se construye entre las usuarias, entre usuarias e hijos de otras usuarias, las operadoras y el equipo profesional anuda aquello que la psicosis disgrega", concluye el Dr. Sangineto.
Otras Residencias Asistidas
Las Residencias Asistidas en Rehabilitación Psicosocial son dispositivos que ofrecen alojamiento flexible y transitorio a personas con TMS; persiguen como objetivos generales el incremento de la autonomía, la promoción de derechos y su inclusión en la red familiar, social y de servicios de salud.
Este tipo de residencias brindan respuestas a las necesidades de alojamiento, soporte social y sanitario a las personas con TMS, que se encuentren en condiciones de acceder a dicho recurso. Cuentan con un equipo de trabajo multidisciplinario.
Además de la RAMI, en la Ciudad existen otras residencias: Nueva Pompeya (niños y adolescentes de 12 a 18 años); Avellaneda (niños y adolescentes de 12 a 18 años); y las Residencias Asistidas Gorriti y Warnes (adultos de 18 a 65 años).
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