En el Día internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 3 de diciembre, la docente Carolina Muñoz compartió una historia personal, protagonizada por Amanda, su hija de 12 años, que se moviliza en silla de ruedas. "Todo comenzó con un 'Mami, quiero patinar', a lo que respondí "Sí, pero más adelante" suponiendo que nunca llegaría", comienza Carolina su relato.
Carolina se desempeña como docente en la Escuela N° 751 “Teniente General Juan Carlos Sánchez”, de la ciudad santiagueña de Bandera, forma parte de una red de maestros conocida como Global Teacher Prize Ambassadors, integrada por los docentes que fueron finalistas del Premio Global Teacher Prize y representa el mayor reconocimiento educativo a nivel mundial.
Su alumna Vicky, de 8 años, la llevó hasta el Club Unión donde aprende patín junto a la profesora Paula. Carolina le presentó la propuesta y Vicky y sus compañeras prometieron cuidar a Amanda.
"Hablé con la profe Pau, una de las pocas personas que tuvo un sí firme y sostenido", subraya Carolina en su cuenta de Instagram.
Las manos de colaboradores se pusieron en acción rápidamente. "Al día siguiente Helena prestó sus patines, mamis de la familia de patín nos prestaron más de 10 vestidos. Verónica Irusta se encargó de acondicionar los seleccionados en tiempo record", recuerda con emoción y agradecimiento la mamá de Amanda.
Amanda eligió su música y armaron la coreografía a solo 72 horas del festival.
El trabajo del equipo continuó sin pausa: "Yami acompañó con la confianza siempre puesta en Amanda. Débora la peinó con amor. Ale estuvo en los detalles. El papá acondicionó su coche. Naty Mova maquilló con más brillo, por si faltaba", continúa Carolina.
Finalmente, Amanda patinó con su profesora en la esperada gala del Club Unión. "La sonrisa más linda de mi hija salió a la pista. La felicidad se expresó con abrazos y lágrimas de emoción de todas sus compañeras", indica la mamá, orgullosa.
Carolina destaca que una vez más su hija les enseñó que todo era posible.
"Las personas, al igual que las aves, son diferentes en su vuelo pero iguales en su derecho a volar", es la moraleja que la maestra Carolina extrae de esta experiencia grupal. Y brega "por una inclusión sin distinciones. Por muchas experiencias transformadoras para nuestros hijos".
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