Portada  |  04 agosto 2017

Mitos y realidades de la lactancia materna

En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, desde Telefe Noticias acercamos información sumándonos a la oportunidad de generar acciones de protección, promoción y apoyo a un acto que potencia la vida. Alrededor de la lactancia existen "mitos", ideas, conceptos o certezas que entorpecen el desarrollo de la lactancia. Conocé los más comunes. Columna de la puericultora María Laura Tamame.

Actualidad

Por lo general, la mayoría de los mitos tienen su origen en el desconocimiento y la desinformación, pero lo cierto es que circulan entre nosotros como conceptos, ideas o certezas que en algún caso apoyan y en otros entorpecen el desarrollo del tema en cuestión.

La lactancia materna está invadida de mitos, que lamentablemente en su mayoría desorganizan las tomas tempranamente, lo que afecta la salud, el sano desarrollo de los bebés y llenan de dudas y angustias a las mamás.

Hablemos de algunos mitos sobre lactancia:

- Si la madre no pudo amamantar, la hija tampoco podrá. La lactancia no es algo de familia, tener leche no es una cuestión de herencia, lo que puede ser de familia es la desinformación sobre la lactancia, el temor, el desaliento ante el primer inconveniente, que es tomado como la confirmación de la "teoría" de que no se podrá amamantar. No hay ninguna razón para que una mujer sana no puede amamantar.

- Hay madres que no producen suficiente leche. Siempre hablando de madres sanas. Es prácticamente imposible, que una madre con un bebé que hace una correcta succión/nutritiva al pecho, respetando su demanda que no debe ser inferior a entre 8 y 12 tomas diarias, no produzca la cantidad de leche suficiente. El bebé controla la cantidad de leche que debe producir la madre: hablamos de ofrecer el pecho cada vez que lo pide, lo que se conoce como "libre demanda", pero bien entendida, el niño tiene que hacer una buena succión nutritiva que drene el pecho y así la madre produce la cantidad de leche requerida por él. En el caso de los recién nacidos muy dormilones, hay que despertarlos, para que hagan el mismo ritmo de prendidas al pecho. En el caso de notar una disminución en la producción, poner al niño a mamar más seguido estimula las glándulas que de este modo producirán más leche.

- La leche no alimenta a mi bebé, tengo leche aguada. Esta creencia surge porque la leche que ven las madres es la del principio de la toma o la del final, si interrumpe la mamada por la mitad, observará que la leche es blanca y consistente. Al comienzo de la mamada la leche es más ligera, para sacar la sed del bebé y luego viene la leche rica en grasas que es la que los hace engordar. La leche de la mamá siempre es buena, no hay gota que salga de la teta que no sea alimento. Por esto mismo no hay que cambiar de pecho, porque nunca sabemos cuándo llega la leche grasa, entonces se ofrece todo un pecho en una toma, hasta que el bebé suelte el pecho o hasta que la mamá note el cambio en la succión y ahí, al rato, si vuelve a pedir le ofrece el otro pecho.

- Si tomo bebidas con gas, el bebé tendrá cólicos. No existe, hasta el momento, la leche materna gasificada. Lo único que se puede relacionar con traerle gases al bebé es la leche de vaca consumida por la madre (en algunos casos), el resto de los alimentos pueden ser consumidos. El bebé amamantado va entrenando su paladar según la dieta de la madre y se habitúa a diferentes sabores que los preferirá quizás cuando crezca.

- La cesárea dificulta la lactancia. No hay ninguna razón en la cesárea que interfiera en el desarrollo normal de la lactancia, lo que puede ocurrir es que como la mamá fue sometida a una intervención, esto puede retrasar la primera puesta al pecho, perdiendo la sagrada primer hora de vida del niño y por otro lado los dolores que puede llegar a sentir la mamá pueden interferir a la hora de querer lograr una posición cómoda para dar el pecho, el sostén del bebé es la madre, si hay dolor, es probable que haya dificultades en el acople o no, si logra estar bien acompañada todo esto se resuelve con ayuda.

Pechos chiquitos producen menos leche. La producción de leche está en relación con la cantidad y la calidad de estimulación que reciba el pecho de la madre. Cada pecho tiene por lo menos quince sistemas de conductos que desembocan en el pezón, y que en su nacimiento tienen sacos llamados "alvéolos" donde se produce la leche. Lo que varía entre una y otra mujer es el tejido graso que rodea todo este sistema y que es el que le da volumen a la mama. Este tejido no interviene en la producción de leche, la única ventaja de un pecho grande es que va a tener más capacidad de almacenamiento.

En conclusión, la lactancia materna es la posibilidad infinita de dar amor, cuidado y confianza para toda la vida.

Por María Laura Tamame - Puericultora | Twitter: @laura_tamame

Comentarios