Ella estuvo ahí. Sentada en una silla con sus compañeros de trabajo y su jefe minutos antes de que la peluquería se trasformara en la tétrica escena del crimen de Germán Medina. Y hoy, después de dos meses de angustia, Noelia puede comenzar el proceso para que aquel 21 de marzo quede en el pasado y su vida pueda seguir adelante. No será sencillo, pero se logró el primer paso: Abel Guzmán, el asesino quedó detenido.
En diálogo con Telefe Noticias, la joven contó que para ella su vida se convirtió en una pesadilla desde aquel día: ataques de pánico, problemas económicos y un abrupto e inesperado desempleo se mezclaron con el temor de que el asesino reapareciera en búsqueda de más venganza. "Es todo una locura", cuenta con el rostro lleno de lágrimas. "Gracias a Dios está preso y más que nada por la familia de Germán. Es una locura lo que vivimos y el después".
Respecto a la búsqueda, Noelia relató que no llevaba mucho tiempo trabajando en aquella peluquería así que no conocía la versión de Guzmán con barba pero tenía la certeza de que no había dejado el país. "Es una persona que tiene mucha maldad, por eso yo no quería volver a la peluquería, sabía que podía volver".
La estilista confiesa que la noticia le trajo algo de tranquilidad, aunque sus días después del crimen son muy complicados: "Yo sigo con ataques de pánico, depresión. Germán era muy buen profesional y no se merecía morir así, nadie merece morir así. Ahora voy a dormir más tranquila y seguiré con mi tratamiento psicológico y voy a buscar trabajo, a retomar mi vida. Yo tenía otros proyectos este año para mi vida, me quedé en la calle, sin un peso".
Al referirse a Guzmán, señala que siempre le despertó miedo: "Desde el primer día me pareció una persona que no estaba bien de la cabeza, pero yo era nueva y venía de trabajar con gente buena. Entré ahí porque me gustaba el oficio pero internamente era una cagada, muy feo. Yo le ponía una re voluntad pero la verdad que muy mal todo. Llegar a que un compañero muera así..."
"Yo ya el segundo día le tenía miedo. Me miraba feo, me hacía preguntas y sabía cosas que yo no le contaba. Yo me sentía invadida, como que me intimidaba. Mi compañero contó que él era hacker y ahí entré en pánico. Parece una película de terror".
También apuntó contra Facundo Verdini, el dueño de la peluquería: "Me dejaron re tirada. Ni siquiera me llamó para ver cómo estaba". Y recuerda que fue ella la única que realmente se preocupó por Germán: "Cuando pude salir del baño yo sí traté de asistir a Germán. Yo me descompuse antes de ir a declarar, no podía creer lo que estaba viviendo no puedo entender porqué tanta maldad".
"Yo estoy con licencia psiquiátrica -siguió- Me comí un re garrón viviendo toda esa mierda. Ojalá Germán pueda descansar en paz y la familia también, lo lamento un montón y nadie merece morir así".
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