En un claro caso de total discriminación, un colegio de Pilar, Buenos Aires, informó a un grupo de padres de alumnos con discapacidad que ya no los podrán matricular al año siguiente, porque "bajan la vara" de la institución.
Pablo es padre de un niño que asiste a cuarto grado y tiene síndrome de Hunter, una condición genética compleja que ataca lo físico y lo neurológico.
En un comunicado le informaron que el año que viene no iba a tener matrícula en el colegio, al que asiste desde hace cinco años. Cuando se reunió -junto a otros papás de niños con discapacidad- con el dueño de la escuela, éste argumentó que es porque "bajan la vara" de la institución.
"La escuela era un excelente espacio, pero cambió la dirección y apareció un personaje que es el propietario y a un grupo de padres nos dijo que alguien como mi hijo 'baja la vara del colegio'. Nos dijo que en ningún colegio lo van a aceptar, ni lo van a tomar, y que como él es el dueño del colegio, hace lo que quiere", describió Pablo.
"Desde lo afectivo es durísimo y además es ilegal porque la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y las leyes nacionales avalan la inclusión y protegen a mi hijo que no puede ser despedido", agregó.
El menor empezó este año cuarto grado y su papá asegura que es fundamental que pueda seguir y por lo menos terminar la primaria con sus compañeros, pero la decisión de la escuela es "arbitraria, estúpida e ilegal".
El colegio en cuestión es el Magno College y quien brindó los argumentos es el dueño de la institución Sebastián Boix Mansilla.
"Los argumentos que nos dio de por qué no va a aceptar a mi hijo son los de esa reunión. Equiparó un contrato de alquiler a la matrícula y comentó eso de la vara y hasta se permitió hacer unos gestos cargando a mi hijo", lamentó Pablo.
"Nosotros queremos que siga en esa escuela, que se revierta la medida y se den las condiciones para que los chicos con discapacidad puedan seguir porque mi hijo adora a sus amigos y ellos a él", valoró.
Si bien remarcó que no quiere que se eduque en un lugar hostil y donde lo maltraten, pidió que el colegio revierta la medida para no quitarle la posibilidad de que siga compartiendo con sus compañeros.
"Cumplió 10 años hace días y vinieron todos sus amigos, es impresionante el afecto que le tienen. Lo genial es que los chicos entienden mejor que nadie", remarcó.
"Me enseñó que hay distintos modos de hablar"; "Nosotros con él nos entendemos en silencio"; "Somos un rompecabezas, no entienden que no se puede armar si falta una pieza y él sería la pieza que falta si se va", son algunos de los mensajes que escribieron sus amigos del cole.
En total son ocho niños con discapacidad a los que no se les renovará la matrícula, y para Pablo es por decisión de Boix Mansilla.
"Esto lo digo como conjetura, sospecha: creemos que es un empresario dueño del colegio que no le prestaba atención a su propiedad y por algún motivo al cambiar la dirección aparece, se compromete y muestra la hilacha y lanza su propia visión que durante años fue tapada por un director previo que sí estaba a favor de la inclusión e hizo que lleváramos a nuestros hijos ahí", opinó Pablo.
Por el momento la familia realizó una denuncia ante el Inadi y la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires.
"Estamos dispuestos a avanzar porque no se puede no matricular a un chico por tener discapacidad", advirtió.
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