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Pirotecnia y animales de compañía: cómo ayudarlos a atravesar las fiestas

Si bien con el tiempo y gracias a la concientización social este tema ha ido mejorando, todavía existen personas que no dimensionan el daño que la pirotecnia puede provocar, no solo en animales, sino también en humanos sensibles. 

 

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Por Telefe Noticias

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Actualidad: Pirotecnia y animales de compañía: cómo ayudarlos a atravesar las fiestas

Llegan las fiestas y, con ellas, la preocupación para muchos tutores por el mal momento que pueden pasar sus perros durante estas fechas.

¿Por qué los afecta tanto? 

“Los perros tienen una capacidad auditiva hasta cuatro veces mayor que la nuestra, por lo que los ruidos fuertes, repentinos e impredecibles resultan extremadamente perturbadores. Además, se trata de estímulos poco frecuentes, lo que dificulta que puedan anticiparlos o comprenderlos”, explica María Victoria Alfonsín, médica veterinaria (MP 15433). 

No es lo mismo miedo que pánico Es fundamental diferenciar estos dos conceptos: 

● Miedo: es una reacción normal del organismo ante una situación amenazante. El cuerpo se prepara para huir o enfrentar el estímulo. El animal puede mostrarse alerta, buscar refugio o acercarse a su tutor, ladrar ante el ruido y presentar aumento de la frecuencia respiratoria. No pierde la orientación ni intenta huir de manera desmedida: busca refugio y logra mantenerse relativamente tranquilo. En estos casos, con técnicas sencillas de manejo y contención, el cuadro suele poder controlarse adecuadamente. 

● Pánico: es un miedo desmedido y desorganizado. En este estado, el animal pierde la orientación, intenta escapar de forma desesperada, no responde a su nombre ni a órdenes conocidas, puede romper puertas, ventanas o mosquiteros, y esto puede derivar en lesiones graves o incluso la muerte. 

Por eso, el pánico asociado a la pirotecnia no debe minimizarse ni abordarse de forma improvisada. 

La importancia de la preparación 

Preparar a nuestros animales con anticipación es clave para reducir el impacto de estas situaciones. Una de las herramientas más útiles es la desensibilización y el contracondicionamiento. 

¿Qué es la desensibilización y el contracondicionamiento? 

Es una técnica que permite acostumbrar de forma gradual al animal a determinados ruidos, como fuegos artificiales o tormentas, asociándose a experiencias positivas. 

¿Cómo hacerlo? 

● Comenzar mucho antes de las fiestas. 

● Reproducir sonidos de tormentas o pirotecnia a volumen muy bajo. 

● Mientras tanto, realizar una actividad agradable junto al perro: juego, caricias, comida o entrenamiento sencillo.

 ● Con el correr de las semanas, ir aumentando el volumen de forma muy gradual. 

El objetivo es que el ruido pase a ser percibido como algo “normal” y no amenazante. La clave del proceso es la paciencia, el refuerzo positivo y respetar los límites del animal. Ante la mínima señal de estrés (jadeo, temblores, intento de escape), se debe interrumpir la actividad y retroceder en el proceso. 

Preparar el hogar: un entorno seguro y tranquilo 

Además del trabajo previo, “es fundamental preparar nuestro hogar para que sea un espacio lo más tranquilo y seguro posible durante las fiestas”, señala Alfonsín. 

Refugio 

● Identificar la zona de la casa donde menos ruido externo se perciba. 

● Aislar parcialmente los sonidos colocando mantas o frazadas en ventanas y puertas. 

● Preparar un espacio cómodo y seguro, con su cama, mantas y objetos conocidos. Si es posible, ubicar allí un ventilador para mejorar el confort térmico.

● Asegurarse de que no haya elementos que puedan caerse o con los que el animal pueda lastimarse en caso de movimientos bruscos. Este refugio puede utilizarse antes de que comiencen los estímulos sonoros, siempre que el perro elija permanecer allí. “En muchos casos, nuestra compañía es fundamental. El contacto físico, el abrazo o simplemente estar presentes funcionan como una forma de regulación externa: nosotros somos sus guías. Es importante evaluar si el perro quiere o no ser tocado, ya que forzar el contacto puede generar accidentes por mordedura, incluso en animales habitualmente dóciles”, agrega la médica veterinaria. 

Paseo y alimentación 

Paseo 

El paseo del día debe ser más largo de lo habitual, incluyendo actividades que generan desgaste físico y mental, para que llegue más relajado a la noche. Aclaración importante: Tener en cuenta la temperatura ambiental. Lo ideal es realizarlo por la mañana o en horarios más frescos, evitando golpes de calor. 

Comida 

● Ofrecer la ración habitual, sin realizar cambios bruscos en la alimentación. 

● Darla unas horas antes del inicio de los ruidos, para evitar malestar gastrointestinal asociado al estrés. Importante: Evitar dar sobras de comida. 

Alfonsín, que es especialista en nutrición canina y felina, advierte que “muchos alimentos habituales para las personas son inadecuados o tóxicos para los perros”, como: 

● Cebolla y ajo 

● Uvas y pasas de uva 

● Huesos (de asado o de pollo) 

● Chocolate 

● Alimentos muy grasos Estos pueden provocar desde trastornos digestivos hasta intoxicaciones graves o pancreatitis.

¿Y quienes presentan pánico? 

En los animales que ya presentan pánico, estas medidas suelen no ser suficientes por sí solas. En estos casos es fundamental: ● Realizar una consulta veterinaria previa. 

● Evaluar la necesidad de un plan de manejo individualizado, que puede incluir: 

Apoyo conductual 

○ Nutracéuticos

○ Terapias complementarias(Flores de Bach, fitoterapia, cannabis medicinal) 

○ En algunos casos, tratamiento farmacológico específico (como ansiolíticos), siempre indicado por un veterinario. 

“Nunca automedicar. Algunos fármacos, como la acepromacina, muy utilizada en estas fechas, sólo provocan inmovilización. El perro continúa percibiendo los estímulos externos sin poder reaccionar, lo que incrementa el pánico y empeora el cuadro”, concluye Alfonsín.