El exjefe de la Policía Federal de Santa Fe, Guillermo Gabriel Gallo, ha sido procesado por haber beneficiado al financista narco Juan Ignacio Suris mientras este se encontraba detenido en la dependencia policial. Esta decisión fue tomada por el juez federal Carlos Vera Barros, quien además ordenó un embargo sobre los bienes de Gallo por 8.000.000 de pesos. Gallo es el tercer jefe de la Policía Federal de Santa Fe procesado en los últimos cinco años, sumándose a los ya condenados Marcelo Lepwalts y Mariano Valdez. La causa investiga varios delitos, incluyendo cohecho pasivo, peculado, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad.
El procesamiento también involucra al ex subcomisario Leonardo Benítez, quien ha sido procesado con prisión preventiva, a Suris, acusado de cohecho activo y encubrimiento agravado, y a Mariana Martínez, a quien se le imputa haber pagado millones de pesos a Benítez para otorgar un trato preferencial a Suris. Según fuentes judiciales, el trato VIP que recibió Suris en la Policía Federal de Santa Fe se descubrió gracias a una denuncia anónima recibida telefónicamente por la Fiscalía Federal N°2 el pasado 22 de enero. Esta denuncia fue corroborada por declaraciones de testigos, tanto empleados policiales como detenidos, que presenciaron la relación cercana entre Suris y los jefes policiales, así como el trato privilegiado que recibía en la dependencia.
En la denuncia, la persona informó a la Fiscalía sobre el trato preferencial que el subjefe Benítez le daba al financista, conocido por su relación con la vedette Mónica Farro y su conexión con Leonardo Fariña, condenado en la causa "La Ruta del Dinero K". Suris fue detenido en noviembre de 2023 en la ciudad de Esperanza, donde estaba radicado, para cumplir una condena impuesta por la Justicia federal de Bahía Blanca en dos causas: comercio de estupefacientes entre 2011 y 2013, y creación de una usina de facturas apócrifas para evadir impuestos a la AFIP.
Tras su detención, Suris fue trasladado a la PFA de Santa Fe a la espera de ser ingresado en el Servicio Penitenciario, aunque el traslado nunca se gestionó y permaneció en la dependencia, donde disfrutó de múltiples beneficios otorgados por Benítez. Estos privilegios incluían comodidades y derechos no disponibles para otros internos. La investigación reveló que Suris disponía de importantes sumas de dinero en moneda local y extranjera, utilizadas para gastos personales y sobornos a los jefes policiales. Los movimientos de dinero de Suris se registraron en un cuaderno que el propio Gallo entregó durante una requisa, donde constaban tickets de compras realizadas en un supermercado, incluyendo carne para asado, carbón, verduras, vino y coca cola.
Gallo negó tener conocimiento de los beneficios otorgados a Suris y argumentó que estuvo de licencia en los períodos investigados. Sin embargo, los testimonios recopilados indican que Gallo estaba al tanto de la situación. Una empleada policial declaró haber hablado directamente con Gallo sobre Suris y Benítez, recibiendo la respuesta: "Yo después lo hablo con Benítez". Otros testimonios describen a Suris moviéndose libremente por la sede policial, siendo referido irónicamente como "El tercer jefe" o "El tercer comandante".
Una imagen que forma parte de la investigación muestra a Suris fumando junto a una ventana, sin esposas y sin custodia, después de que Benítez fuera apartado de su cargo. Para el juez Vera Barros, la autorización de un régimen diferenciado para Suris no podría haber existido sin la participación de Gallo. Existen elementos que sugieren que Gallo recibió dinero de Suris a cambio de los beneficios otorgados. Un testigo declaró: “Luego de la requisa efectuada en la celda, Suris continuó manejando dinero en efectivo. Había dólares, que se usaban para pagar al Subcomisario y para el Comisario. Yo escuché a Suris decir que esa plata era para los dos, eran aproximadamente 1.500 o 2.000 dólares por mes".
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