Portada  |  02 julio 2015

¿Qué hay detrás del posporno y los "miércoles de placer"?

Los organizadores de la muestra en la UBA que generó una polémica adhieren a una corriente de pornografía alternativa que se originó en España como respuesta de algunos sectores feministas contra el porno tradicional por considerarlo una manifestación de opresión hacia la mujer.

Actualidad

El posporno nació como una respuesta al porno tradicional y con la intención de generar un espacio donde se pueda producir otro tipo de pornografía, desde una “mirada feminista y subversiva”, como la define la periodista Laura Milano en un catálogo sobre una muestra que se realizó en 2012.

Pero además, con la posibilidad de que sea “autogestiva”. La performance que se hizo ayer en los pasillos de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA no fue la primera en Argentina, en los últimos años ya hubo varias en centros culturales no tradicionales.

Laura Milano es autora del libro "Usina Posporno. Disidencia sexual, arte y autogestión en la pospornografía", que financió a través del sistema de crowdfounding.


En una entrevista brindada a la Radio La Tribu en noviembre pasado explicó cómo nació esa corriente y qué busca expresar.


En esa obra Milano explica que “si hasta hace unos años la discusión en torno a la pornografía despertaba la irritación de ciertos sectores del feminismo” por considerarlo una manifestación de opresión hacia la mujer, la pospornografía se consolidó como “arma de combate” contra esos mandatos.

En palabras de Paul B. Preciado, autor del libro Testo Yonki y el Manifiesto contrasexual, “el mejor antídoto contra la pornografía dominante no es la censura, sino la producción de representaciones alternativas de sexualidad".

El posporno nació en 2002 en España, donde Agueda Bañón y María Llopis crearon un blog de pornografía alternativa que estuvo activo durante 5 años. Allí publicaron un manifiesto, en el que hablaban de la necesidad de “hacer saltar por los aires los estrechos corsés" que encierran las identidades sexuales y las fantasías eróticas, según explicaron al diario La Vanguardia.

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