Sigue la ola de violencia narco que azota a Rosario. Este lunes fue asesinado el mecánico Carlos Argüelles, quien se negaba a ingresar en el Programa Nacional de Protección de Testigos, lo que lo obligaría a irse de Rosario.
Solo accedió, según confiaron fuentes del Ministerio de Seguridad de Santa Fe, a tener custodia policial en su casa, pero no en su taller, donde, finalmente, tres sicarios lo ejecutaron este lunes de dos tiros en la cabeza.
El testimonio de Argüelles iba a ser clave en el juicio contra el líder narco Esteban Lindor Alvarado.
En su rol de “imputado colaborador”, la figura que en Santa Fe se asigna al “arrepentido”, este mecánico de 46 años conocía desde adentro la historia criminal de su exjefe, que le delegaba los trabajos para adulterar autos de alta gama que después vendían en la zona norte de Buenos Aires, según cuenta una nota del diario La Nación.
En el Ministerio de Seguridad de Santa Fe sospechan que Argüelles no quería irse de Rosario ni tener custodia en su taller porque seguía dedicándose a tareas oscuras. A la vez, sabía que iban a matarlo. Eso les decía a los funcionarios judiciales cada vez que iba al Centro de Justicia Penal. “Me van a ejecutar”, admitió en innumerables ocasiones.
Fuentes del Ministerio Público de la Acusación (MPA), citados por La Nación, señalaron que desde que declaró contra Alvarado, Argüelles tuvo custodia de la Gendarmería, de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y luego de la policía de Santa Fe. No quiso entrar en el Programa Nacional de Protección a Testigos e Imputados, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
La principal hipótesis es que el crimen del mecánico está vinculado a Alvarado, quien actualmente está detenido en el penal de Ezeiza y este año afrontará dos juicios, uno por homicidio y asociación ilícita y lavado de dinero en el fuero provincial y otro por narcotráfico en el federal.
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