Si bien no hay estadísticas oficiales actualizadas, los porteños tienen la percepción de que viven sobre un nido de ratas. Los roedores, con hábitos más nocturnos que diurnos, ya perdieron el miedo a la gente y sus rutinas, por eso en muchos barrios son avistados a la luz del día, ya sea a la salida de caños cloacales, sobre cables aéreos, árboles o en la basura.
En 2015 empresas que trabajaban en la eliminación de focos de infección, admitían que habían aumentado las solicitudes de los porteños, “lo cual es atribuible a los grandes movimientos de tierra para la construcción de torres y las obras de infraestructura pública, ya que muchas tienen madrigueras en la tierra y árboles”, explicaba Alberto Filipanics, de la empresa Higiene Ambiental, al diario Clarín.
En tanto, en ese momento fuentes del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la Ciudad consultadas por ese mismo medio reconocían que se trataba de “una plaga”.
Ciertamente, los roedores constituyen una plaga histórica de la ciudad y tienen nombre y apellido. Hay tres especies que merodean las calles: la rata común (o Rattus rattus), la rata noruega y el ratón común (o Mus musculus).
Pueden transmitir hasta 70 enfermedades pero las más comunes son: peste, leptospirosis, triquinosis (a través del cerdo), salmonelosis, hantavirus y fiebre hemorrágica argentina.
Diez años atrás, los lugares con mayor concentración eran los barrios de emergencia, por la acumulación de chatarra y residuos donde nidifican, y sectores con polos gastronómicos. Otra área en riesgo eran los barrios en los que había frigoríficos, como Mataderos.
En 2013 trascendía un informe realizado por la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria de la Ciudad en 2009 que trazaba un mapa de riesgo sanitario: los barrios de Recoleta, Balvanera, San Nicolás, Monserrat y San Telmo eran los más perjudicados por la presencia de ratas en comercios gastronómicos, aunque también existía una fuerte presencia en las vías férreas, sobre todo en las subterráneas.
Los resultados en materia de fiscalización de establecimientos gastronómicos del año 2009 ya eran alarmantes. Se había detectado la presencia de roedores en alimentos y superficies en buena parte de los comercios investigados. En cifras, el 72% de los restaurantes fiscalizados, el 84% de los bares, el 92% de los supermercados, el 96% de fruterías y verdulerías y el 63% de los kioscos. Paradójicamente, las cifras más bajas correspondían a los negocios de venta ambulante, el 23%.
Invasión de ratas
Una década después el mapa de riesgo sanitario cambió: según datos de la Agencia Gubernamental de Control, en 2018 entre los barrios más afectados por la presencia de ratas se encuentran Constitución, Liniers, Flores, Caballito y Belgrano. Es decir, los roedores se movieron desde el centro hacia el oeste y el norte de la ciudad.
En 2018 a la Dirección General de Higiene y Seguridad Alimentaria de la Ciudad, que depende de dicha agencia, ingresaron 207 denuncias que alertaban sobre la presencia de roedores en locales comerciales, 90% de los cuales se dedicaban al rubro gastronómico.
Algunos tips y consejos para prevenir la aparición de ratas y eliminar a las que ya pueden estar adentro:
1. Prestar atención a los cambios en el hogar. Los pelos o materia fecal en rincones o contra los zócalos; las roturas, agujeros o rajaduras que se agrandan en diferentes espacios o elementos, los ruidos de correteos, pasitos, chirridos, arañazos en el techo o piso; o los olores particulares y persistentes, pueden indicar su presencia.
2. Limpieza con agua y lavandina. Ante cualquier sospecha, es conveniente limpiar los espacios con agua y lavandina. Pero atención, nunca se debe barrer, porque la orina de las ratas se craquela y al barrer levantamos esta sustancia casi invisible y la trasladamos a todos los ambientes de nuestra casa.
3. Revisar los productos que traemos del supermercado y eliminar packs, maples de huevo y limpiar latas. Muchos de ellos transportan orina de rata o cucarachas que contaminan los envases o empaques de productos que consumimos, que estaban almacenados en depósitos, donde generalmente, más de lo que nosotros creemos, rondan estas plagas.
4. Sellar aberturas. Tenemos que sellar cualquier posible entrada a la casa: puertas, ventanas, rajaduras, agujeros, grietas, aberturas de todo tipo, sobre todo haya mucha luz, porque eso atraerá a las ratas. Además, hacer lo propio con tuberías, taparrollos de cortinas o respiraderos.
5. Sellar y cerrar correctamente los tachos de basura. Cada uno debe tener una tapa ajustable para que estos permanezcan cerrados, ya sea dentro de nuestro hogar o en el patio. Si los dejamos abiertos las ratas comerán la comida que tengan a su alcance, cuanto menos comida tengan cerca, mejor será.
6. No dejar la comida de mascotas al aire libre o expuesta. Los alimentos de los perros y gatos tienen mucha grasa y eso atrae en gran manera a las ratas.
7. Utilizar las clásicas trampas de resorte con un pedacito de salame, más irresistible que el queso. Son muy efectivas y económicas. Tienen que estar atrás de la heladera o la cocina, ya que las ratas no tienen buena visión, y siempre caminan contra la pared. Es muy importante que estén alejadas de los chicos y los animales para evitar su contacto.
8. No limitarse a tener gatos. Los gatos domesticados, que están en compañía de personas, y habituados a tener su comida y su lugar de descanso, pierden muchas veces el instinto de caza y eso no nos asegura que atrapará a las ratas que habitan nuestra casa. Eso se lo podríamos atribuir al gato vagabundo, que necesita de una presa que le facilite la supervivencia.
9. Descartar las máquinas repelentes ultrasónicas. Generan pequeñas señales para ahuyentar a los ratones, pero los expertos afirman que no son efectivas dado que luego de un lapso de tiempo, las ratas se acostumbran a estos sonidos y no las afecta.
10. Contratar a un servicio de fumigación.
Foto: Rattus rattus, roedores de mediano tamaño. Poseen patas anteriores cortas y con cuatro dedos (el pulgar rudimentario) y patas posteriores, más largas, con cinco dedos.
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