Kaa Iya (“Amo del Monte” en guaraní) es una aguará guazú (Chrysocyon brachyurus) joven rescatada en la provincia de Santa Fe.
Desde el comienzo, Kaa Iya mostró comportamientos de cercanía con personas, una secuela del mascotismo que, como en este caso, puede dejar marcas irreversibles.
Fue evaluada por el equipo interdisciplinario del Centro de Rescate La Esmeralda, que determinó que no posee las habilidades comportamentales necesarias para sobrevivir por sí sola en la naturaleza, lo que impide su reinserción en la vida silvestre.
A partir de un trabajo conjunto con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Santa Fe, la aguará guazú fue derivada a la Fundación Temaikèn para recibir cuidados permanentes, ya que cuenta con instalaciones adecuadas y profesionales especializados que aseguran su bienestar y promueven su rol en programas de conservación y educación ambiental.
Su nuevo hábitat
Actualmente Kaa Iya es parte del Bioparque Temaikèn, donde convive con dos carpinchas, también rescatadas del mascotismo, en un ambiente especialmente diseñado para garantizar su bienestar físico, emocional y psicológico, con vegetación nativa, cuerpos de agua, refugios y áreas de manejo profesional.
Mito y creencias
Un dato curioso de esta especie es que muchas personas todavía asocian al aguará guazú con el Lobizón. La creencia de que este animal es peligroso para personas o ganados todavía persiste en algunas regiones del país y como consecuencia, los matan.
Su dieta principal incluye peces, pequeños roedores, aves, reptiles y también frutos y con los humanos es huidizo e inofensivo.
Los aguará guazú están considerados como una especie "casi amenazad" en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. Sus principales amenazas son la pérdida de hábitat, el atropellamiento en rutas y caminos, el comercio ilegal y su captura como mascota, la caza y el conflicto con el ganado.
En Argentina, donde existe su población más austral, está categorizada como "Vulnerable".
La Fundación Temaikèn cuenta con amplia experiencia en el cuidado de esta especie en su Centro de Recuperación de Especies (CRET), donde ha rescatado, rehabilitado y reinsertado exitosamente 12 aguarás guazús, tanto crías huérfanas como adultos, durante sus 25 años de historia.
El trabajo incluye el rescate, rehabilitación y reinserción de ejemplares, el monitoreo con collares satelitales para evaluar la adaptación de los animales reinsertados y la generación de información científica clave para su conservación.
Además, se impulsa la educación para la conservación, tanto desde el Bioparque como en territorio, trabajando junto a comunidades locales, sectores productivos y actores clave que conviven con esta especie.
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