César, el kiosquero que atiende el local desde hace tres años, estaba a punto de cerrar cuando fue asaltado por un muchacho de unos 15 años, vecino del barrio, que se asomó por la ventanilla al grito de "Dame la plata, dale, dale".
Como el comerciante se agazapó, el delincuente pegó un salto e ingresó por la pequeña abertura y disparó: una bala pegó en el marco de una de las heladeras.
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