El caso comenzó cuando Marg Allerston-Medeiros denunció que, tras la muerte de su madre, desaparecían los recuerdos, flores y otros artículos que dejaban en su tumba.
Luego de varios meses, instaló una cámara de vigilancia para poner fin al misterio.
Y así lo hizo, ya que captó el momento en que una mujer rubia, de unos 20 años, se llevaba las ofrendas florales.
Allerston-Medeiros le dio aviso a la Policía y los efectivos pidieron ayuda a la gente de lugar para intentar identificar a la ladrona.
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