Georgina Clarke de 38 años y Kayla Morris, de 20 son madre e hija, viven en Gran Bretaña y se reconocen adictas a las intervenciones estéticas. Tanto, que ya llevan el equivalente a unos 800.000 pesos invertidos en su imagen.
"Mi mamá es mi mejor amiga y la cirugía plástica es una forma de estar unidas", cuenta la joven en un video publicado en YouTube por News Dog Media. Ella fue quien financió todos los encuentros con el bisturí. Dejó el colegio a los 17 años para ponerse a trabajar como stripper y en el club donde bailaba conoció a un hombre rico que las ayudó con su "proyecto".
Fanáticas de la modelo británica Katie Price, el objetivo de estas mujeres es parecerse a ella, cueste lo que cueste. "Es perfecta, todo el paquete", dice la madre.
La transformación de Georgina y Kayla incluyó aplicaciones de botox y aumento de pechos, glúteos y labios. Junto a las operaciones que están a la vista se hicieron tratamientos estéticos, maquillaje permanente, blanqueamiento dental y extensiones de cabello. Además, cinco veces por semana van a una cama solar. Entre sus proyectos a futuro figura un rejuvenecimiento vaginal para la madre. Una adicción que parece no tener límites.
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