Muchos consideran que Aelita no hace algo distinto a otros niños de su edad, lo cierto es que sus pinturas conmueven al mundo.
Michael Andre descubrió la pasión por la pintura de su hija Aelita, cuando ésta era apenas un bebé. Michael estaba a punto de comenzar un cuadro, cuando de repente su pequeña de 9 meses de edad, se apoderó de las pinturas y comenzó a esparcirlas sobre el lienzo con especial alegría. Reía, no podía dejar de hacerlo, así como tampoco deseaba ni podía dejar de pintar. Cuando la pequeña acabó, su padre estaba maravillado: era una obra de arte abstracto lo que Aleita había creado, casi con la misma destreza de un adulto.
Los padres de Aelita buscaron la opinión de un curador en una galería de arte, pero no le dijeron la edad de la pintora. Aquel hombre quedó gratamente impresionado e insistió en que debería montarse una exposición con sus pinturas en Melbourne, Australia, la patria de Aelita.
Los críticos de arte no dudaron en aceptar que la pequeña tenía un talento que iba más allá de lo convencional. Su estilo era natural y casi perfecto.
Con 4 años, Aelita era conocida ya en distintas partes del mundo.
Muchos prestigiados artistas ofrecieron instruir profesionalmente a Aelita, sin embargo ella los rechazó con el argumento de que no quiere copiar a nadie, quiere ser original.
Aelita vive como cualquier otro niño: sale a jugar, toma clases de ballet, piano, violín y gimnasia rítmica. Ama los juegos de palabras y hablar con las personas.
Es por medio de los cuadros que la niña expresa sus grandes emociones. “Me gusta pintar, por los colores y la magia. Los unicornios son las criaturas más maravillosas, me encantan”, confesó. Sus creaciones de pintura salpicada tienen un estilo similar a las de Jackson Pollock, una importante figura en el movimiento del expresionismo abstracto.
Mirá cómo pinta esta talentosa niña:
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