El 10 de septiembre de 1945, Lloyd Olsen y su mujer Clara estaban matando pollos en su granja de Fruita, en Colorado, Estados Unidos. Olsen decapitaba a las aves y su mujer las limpiaba. Pero uno de los 40 o 50 animales que se sometieron al hacha de Olsen no se comportó como el resto.
"Llegaron hasta el final y se dieron cuenta de que uno todavía seguía vivo y andaba caminando", dice el bisnieto de la pareja, Troy Waters, también agricultor de Fruita. El pollo corría y corría sin parar.
Lo dejaron por la noche en una vieja caja de manzanas y, cuando Lloyd Olsen se despertó a la mañana siguiente y fue a ver qué había pasado. "La maldita cosa seguía viva", dice Waters.
Es posible que un pollo decapitada siga vivo por 15 minutos, pero no por 18 meses.
Waters escuchó la historia de niño, cuando su bisabuelo vino a vivir con su familia. Su habitación estaba al lado de la suya y el anciano, por lo general insomne, hablaba durante horas.
El rumor en torno a esta ave milagrosa comenzó a correr por Fruita. El diario local envió un reportero a entrevistar a Olsen y dos semanas más tarde se le acercó un promotor de espectáculos llamado Hope Wade, de Salt Lake City, en Utah.
Le hizo una propuesta simple: llevar el pollo al circuito de espectáculos de feria, así podremos hacer dinero. "En los años 40, ellos tenían un pequeña granja y tenían dificultades", dice Waters. Esto los motivo a aceptar la proposición.
Primero visitaron Salt Lake City y la Universidad de Utah, donde sometieron al pollo a una serie de pruebas. Dicen que los científicos de la universidad decapitaron a varios pollos para ver si alguno sufría la misma suerte.
Los viajes de Mike fueron documentados cuidadosamente por Clara en un cuaderno que todavía Waters conserva. Después de la primera gira, los Olsen llevaron a Mike a Phoenix, Arizona, donde se acabó la suerte en la primavera de 1947. "Allí fue donde murió, en Phoenix", dice Waters.
La decapitación desconecta el cerebro del resto del cuerpo, pero por un corto período de tiempo, los circuitos de la médula espinal contienen todavía oxígeno residual.
A Mike lo alimentaban con comida líquida y agua directamente por el esófago. Otra función vital con la que lo ayudaban, era limpiarle el moco de su garganta. Lo alimentaban con un gotero y le limpiaban la garganta con una jeringa.
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