Curiosidades
Lo abandonaron al nacer por estar desfigurado y encontró a su madre 40 años después
La vida de Howard Shulman nunca fue fácil, ni siquiera desde su nacimiento, cuando fue abandonado por sus padres, tras sufrir una infección y quedar desfigurado.
Hoy Shulman se anima a contar el calvario que le tocó sufrir en el libro Running from the Mirror (Huyendo del Espejo), en el que relata su historia de marginación y exclusión, pero sobre todo de dolor.
Operaciones, orfanatos y drogas. Un combo letal para un niño que además de pesarle el desamor familiar era discriminado por su rostro.
Shulman se atreve ahora a contar parte de su vida, quizás como una forma de hacer catarsis y expulsar el dolor. Quizás como una forma de liberación.
En diálogo con el diario Daily Mail, el hombre relató que vivió los primeros 16 años de su vida con una familia alemana en Morristown, Nueva Jersey. La madre adoptiva –relata– no podía siquiera mirarlo.
Esa fue la primera familia adoptiva de otras tantas que vendrían años después. Su problema físico le valió además acosos de otros niños que lo llamaban “nariz de cerco” o “cara aplastada”.
"Sé que no tuve una niñez normal con estabilidad y seguridad, pero al mismo tiempo con todo lo que pasé, fue sobre descubrirme a mí mismo y me convertí en un sobreviviente", asegura Shulman.
En el libro además relata que 40 años después se reencontró con su madre biológica y cuenta, como si eso no bastara, que previo a ello trabajaba como narcotraficante.
"Yo nunca quise hacer una carrera de narco y nunca olvidé que con sólo un error podía terminar nuevamente en un programa estatal”.
Pero la vida dio un giro de 180 grados cuando conoció a su mujer. "Fue en el salón de pool de mi boliche en San Diego. Cuando la vi parada en la barra se parecía a Rita Heyworth. Hermosa", rememora ahora.
Años después se topó con un aviso televisivo para encontrar seres queridos. "Recuerdo que mostraban hombres y mujeres de todas las edades, incluso niños, corriendo por el campo con unas radiantes sonrisas blancas hasta que se encontraban y se fundían en un abrazo", rememora Shulman.
Así fue como tomó la decisión y marcó el teléfono en busca de sus padres biológicos. Seis semanas después habló con su madre:
- ¿Sarah Shulman?,preguntó.
- Sí, soy yo, contestó la voz al otro lado de la línea.
- Creo que soy tu hijo, replicó.
Luego de ello se produjo el reencuentro. Shulman se enteró así que tenía tres hermanos. Pero después de eso no se vieron ni hablaron nunca más. Una historia de desencuentros y ausencia desde el principio de su vida.
Pero pese a ello Shulman siguió adelante y se propuso sacar de su historia de sufrimiento, algo bueno.
¿Cómo? Ayudando a niños abandonados a través de una ONG, Hillsides, a donde asegura que irán las ganancias de su libro. De su historia de vida que ahora se atreve a contar.