"Mi uniforme se sentía tan pesado como si fuese una armadura", dice Masa, un joven japonés que fue víctima del matoneo -o intimidación- por parte de sus compañeros apenas entró en la escuela secundaria. "No podía tolerar el ambiente de la escuela. Mi corazón no paraba de latir. Pensé en matarme, porque eso hubiese sido más fácil", confiesa.
Masa -no es su nombre real- acordó con su madre que el primer día no iría a la escuela y escribió en un periódico para jóvenes que se niegan a ir a clases: "Hubiese elegido matarme el 1º de septiembre, cuando empieza el nuevo semestre". Y no es el único con una visión tan sombría en Japón, uno de los países con el índice de suicidios más elevado del mundo.
El año pasado, por primera vez, la causa de muerte más común entre los jóvenes de 10 a 19 años fue el suicidio. Y, de acuerdo a cifras del gobierno, el 1º de septiembre es, históricamente, el día en que el mayor número de jóvenes de menos de 18 años se quita la vida.
Una biblioteca se ofreció como refugio en un mensaje de Twitter para los niños que no podían enfrentar la angustia del primer día de clases.
Las cifras también fueron elevadas en abril, cuando comienza el primer semestre en el calendario escolar japonés.
Al ver las estadísticas a comienzos de agosto, Maho Kawai, bibliotecario de Kamakura, una ciudad al suroeste de Tokio, tuiteó: "El segundo semestre está a punto de empezar. Si estás pensando en suicidarte porque odias tanto a la escuela, ¿por qué no vienes a vernos? Tenemos historietas y novelas ligeras".
La elevada incidencia de suicidios el 1º de septiembre es "algo que la comunidad de maestros conoce muy bien", dice Shikoh Ishii, editor del periódico de los jóvenes que se niegan a ir asistir a la escuela en esa fecha.
El gobierno estableció varias líneas de ayuda y otros sistemas para brindar apoyo a las personas -no solo a los niños- con tendencias suicidas.
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