Las garrapatas son parásitos que provienen de la familia de los ácaros. Se encuentran en el pasto y en la tierra a la espera un posible hospedador: un perro, un gato, o incluso una persona.
Por lo general, la mayor presencia de estos ácaros se produce durante el final de la primavera y el comienzo del verano, especialmente con el aumento de temperaturas.
Las garrapatas trepan por el pelaje de las mascotas hasta ubicarse en zonas complicadas de rascar como por ejemplo orejas, axilas, cuello, zona inguinal, entre otras. Una vez ubicada, pica y comienza a alimentarse de la sangre del animal.
El problema radica en que, además de generarle una molestia al animal, son vectores de una gran cantidad de enfermedades que pueden afectar gravemente a los perros y gatos, aunque estos últimos se encuentran menos expuestos a las garrapatas por sus hábitos de acicalamiento y limpieza.
También son transmisoras de agentes patógenos y algunas toxinas, y en las pequeñas heridas que ocasionan pueden producirse infecciones.
Para poder prevenirlas se aconseja revisar habitualmente el pelo de la mascota para detectarlas, eliminarlas y luego proceder a una consulta con el veterinario para trazar un plan de desparasitaciones periódicas mediante productos acaricidas.
En estos caso, cobra suma importancia la visita al veterinario debido a que la utilización de productos no recetados puede generar una intoxicación de los animales o incluso otro tipo de enfermedades dermatológicas.
La mejor recomendación es realizar los controles minutos después de paseos por zonas en los que los perros y gatos tengan contacto con la tierra o el pasto, como ser un parque o campos.
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