Tienen trajes especiales que les permiten planear, descendiendo en un vuelo controlado. Saltaron desde 4.000 METROS metros de altura en la montaña Jungfrau, en los Alpes Suizos, una de las más altas de Europa.
Van a unos 140 kilómetros por hora cuando llegar a tomar contacto y prácticamente se tiran adentro. Un salto extrememadamente peligroso pero con un final perfecto.
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