En un partido muy luchado, Peñarol venció a Central por 2 a 1, con dos tantos de Fernández, en Montevideo, y clasificó a los octavos de final de la de la CONMEBOL Libertadores.
Era una final para los dos, por lo sucedido en Rosario, por lo que se dijo en la semana y por lo que se jugaban carboneros y canallas en la última fecha del Grupo G.
Se la jugó como tal. El partido cumplió con todos los aspectos de un encuentro de este estilo: pierna fuerte, lucha, pocas ocasiones y mucha tensión.
Durante los primeros 45 minutos Peñarol fue levemente superior, dominando el juego e imponiendo el control de la pelota pero sin apabullar a los de Miguel Ángel Russo.
Olivera tuvo la primera oportunidad clara con un remate desde la derecha que pasó muy cerca del ángulo y se fue por poco desviado. Leandro Sequeira sumó otro remate que Broun pudo controlar.
Lo que siguió fue más fricción, la pelota repartida en la mitad de la cancha y algunas chances para el conjunto rosarino, guiadas por Malcorra, el alma del Canalla.
Sin embargo, la paridad la rompió Leonardo Fernández, la gran figura de la noche. El crack del carbonero tomó la pelota y llevó a su equipo adelante. Tras una pared entró al área canalla y con un enganche desparramó a Mallo. Mano a mano con Broun no dudó, cruzó un remate muy fuerte y puso las cosas 1 a 0.
Más allá de algún remate y alguna patriada de su número 10, al visitante le costó generar peligro en la primera parte.
En el comienzo de la segunda mitad la historia siguió el mismo sendero. Central, obligado a ir a buscar el empate para soñar con la clasificación, tomó el protagonismo pero sus avances no llegaban a representar un peligro para Aguerre.
Hasta que llegó un error inesperado de Peñarol en la salida. Campaz robó, y sacó un cañonazo que esta vez el arquero no pudo retener y Módica aprovechó el rebote para igualar la historia.
Empujado por el envión anímico del gol, el Canalla fue por más, Campaz tuvo una chance clara que Aguerre logró desviar pero a fuerza de la garra charrúa Peñarol pudo contener los embates.
A poco del final, Russo buscó quebrar a su rival con piernas frescas. Se la jugó a todo o nada sacando a sus mejores jugadores Malcorra y Campaz y apostó Luca Dupuy y Lautaro Giaccone.
Pero como sucede con toda jugada arriesgada, la historia puede salir mal y de contra Peñarol aprovechó su chance. Volvió a aparecer Fernández, tras una gran jugada colectiva y selló el resultado a falta de diez minutos.
Lo que quedó fueron muchos nervios, broncas y disputas hasta el pitazo final. El Canalla dio todo y se quedó sin nada. Sin embargo no todo está perdido, aún queda la ilusión del desempate por la Copa Sudamericana un premio al esfuerzo para nada despreciable.
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