Santiago Arroyave tiene 18 años, entrena con el equipo que subió este año a primera categoría y no conoce de obstáculos ni limitaciones.
“Para mí, el fútbol se juega con los pies y la mente, no se necesita nada más, las manos, los brazos, son un complemento simplemente”, manifestó el jugador.
Una anestesia que le aplicaron a su madre en una operación cuando estaba en embarazo, interrumpió el crecimiento de sus brazos pero con los pies cuando era niño encontró una razón para vivir.
“La vida me ha dado alegrías, el fútbol también, estoy agradecido por ser lo que soy, humilde y buena persona”, aseguró.
Este volante, hace poco encontró una inspiración más que lo acompaña en cada entrenamiento, la camiseta de James Rodríguez, el 10 de la Selección Colombia.
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