En una llamativa acción, Guillermo y Gustavo salieron del vestuario donde cenaban los jugadores, se metieron en uno de los bancos de suplentes ante las cámaras que todavía estaban en el estadio -que ya había apagado sus luces- y charlaron a solas durante casi media hora.
Su equipo había sufrido la derrota frente a Gimnasia por la Copa Argentina.
Luego de eso, retornaron al vestuario, esperaron que todo el plantel se subiera al micro y se retiraron sin hablar con la prensa, en un acto poco habitual en el entrenador "xeneize".
"Estoy re caliente con el partido, no hicimos nada de lo que teníamos que hacer, el rival nos superó en actitud y eso no puede pasar. El rival lo jugó como una final y nosotros en ese aspecto... dejamos mucho que desear", sostuvo el defensor Carlos Izquierdoz, uno de los pocos que habló con la prensa.
En tanto, el colombiano Edwin Cardona también exteriorizó su bronca: "Tenemos que dejar de hablar y demostrar un poco más. No tenemos que dar explicaciones, debemos trabajar y demostrar en la cancha. Nos han dado golpes demasiado duros, el clásico y hoy. Ahora hay que ponerle el pecho". (NA)
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