Se caen los gigantes en el camino a la final de la Copa Libertadores. A la eliminación de Boca a manos del Corinthians, se suma este miércoles la salida de River. En un partido marcado por el dudoso desempeño del árbitro chileno Roberto Tobar, el VAR dejó un manto de sospechas y definió la anulación del gol de Matías Suárez, con el que el equipo de Marcelo Gallardo podía llegar a los penales.
El partido terminó 0-0, con la ventaja del 1-0 en el partido de ida, en favor de Vélez. Con ese resultado, Vélez pasó a cuartos de final y enfrentará a Talleres de Córdoba.
Los dirigidos por Gallardo tomaron la iniciativa con una presión asfixiante y avasalladora, en la que combinó los ataques con los delanteros y mediocampistas con rápidas transiciones y buscó a un Julián Álvarez que la clara figura de la ofensiva.
Por su parte, Vélez no negoció su funcionamiento ofensivo, pero si apostó a ser un equipo más compacto y sacrificado, que le permitió cerrarle los caminos al local y además, poner en aprietos a su rival con los remates de Walter Bou y luego de Lucas Janson, ambos resuelto de gran manera por el arquero Franco Armani.
Con el correr de los minutos, la intensidad de River se fue diluyendo y las opciones de profundizar en ataque se fueron agotando ante el Fortín.
La jugada más discutida
Pasada la media hora de juego se desató la gran polémica de la noche. Barco desbordó por izquierda, lanzó el centro y Matías Suárez conectó de cabeza para poner las cosas 1-0. El VAR llamó a Roberto Tobar y luego de varios minutos -en el que no se logró confirmar el contacto- el árbitro anuló el tanto al cobrar que el delantero tocó la pelota con la mano.
River protestó hasta el final el tanto anulado y reclamó toda jugada que transcurrió. Vélez aprovechó el nerviosismo y desesperación del rival y se afianzó al empate que lo depositó a la próxima instancia.
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