Sebastián tenía 26 años, era padre de dos hijos, uno de un año y otra en camino a punto de nacer. Trabajaba como playero en una estación de servicio.
El 19 de enero de este año terminó su turno a las 6 de la mañana, se subió a la moto que había logrado comprar hacía pocos meses y emprendió la vuelta a su casa. A las diez cuadras cuatro motochorros divididos en dos motos lo frenaron para robarle la suya. Él se bajó y sin dudarlo la entregó, al darse vuelta le dispararon matándolo en el acto. Su segunda hija nació ocho días después.
Actualmente hay dos detenidos y de los otros dos no se sabe absolutamente nada.
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