En noviembre del 2014 Sabrina González tenía 35 años, era madre de tres hijos, que al momento de su muerte tenían 14, 16 y 18 años. La mujer vivía con ellos en el barrio Vernazza de Virrey del Pino. Hacía un mes había conseguido su primer trabajo en blanco.
A principios de ese año, había comenzado una relación con José Castellanos, a quien conoció por un vecino del barrio. José comenzó a vivir con Sabrina y sus hijos en la casa de ella. A los meses, Sabrina comenzó a recibir mensajes con amenazas de números desconocidos, se lo comentó a su pareja, que estaba supuestamente sorprendido por lo que estaba pasando. Ella decide realizar la denuncia y, por miedo, lleva a vivir a sus hijos con una de sus abuelas.
Sabrina y José quedan viviendo solos. Un día, se rompe la heladera de la casa y se mudan a la casa del papá de Castellanos.
A los pocos días, Tamara Castellanos, hermana de José, fue a la casa de su papá. Vio la puerta de entrada cerrada con un candado y decidió investigar. Por una ventana trasera, pudo ver a una mujer supuestamente herida. Ella es quien dio aviso a la Policía. Sabrina había sido asesinada de una puñalada. En el lugar encontraron una nota que decía: “Flaca me fui a casa”.
Desde ese día, José está prófugo. Hoy se ofrece por datos de su paradero una de las recompensas más altas: $5.000.000.
Sus hijos, hoy ya mayores de edad, son quienes continúan la investigación y buscan justicia por su mamá.
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