Portada  |  17 julio 2023

Importaciones: la necesidad de un cambio de paradigma

"Forzar a una sustitución no planificada, no estratégica, identificada por sectores, incide negativamente sobre la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales", explica el especialista en comercio internacional Orlando Melone.

Economía

El canciller Santiago Cafiero defendió hace unos días el objetivo de avanzar en consolidar la sustitución de importaciones intra Mercosur y destacó que el año pasado "Argentina alcanzó el récord de US$100.000 millones en exportaciones".

Fue durante una misión técnica y comercial del sector metalúrgico que encabezó en Brasil.

A partir de 1930, debido a la Gran Depresión de la bolsa de New York y el desarrollo de la industria bélica en Europa (1918 -1945), nace el modelo por sustitución de importaciones en la Argentina.

La industrialización por sustitución de importaciones (ISI) fue el modelo de desarrollo económico adoptado para potenciar la industria fabril nacional, con la presencia de un Estado estratégicamente fuerte y de proteccionismo estadista.

Algunas de las medidas adoptadas incluyeron la aplicación de aranceles a la importación, tipos elevados de cambio, subsidios y apoyos para los productores locales. Toda una serie de medidas que aspiraban a robustecer la industria nacional y a independizar el consumo de producción local.

En el contexto histórico, las naciones europeas “en crisis” decidieron reducir la compra de bienes importados o tasarlos con elevados aranceles. Así intentaban proteger su propio consumo y paliar el efecto del desplome de sus monedas, industrializándose por cuenta propia.

El Estado argentino, lento de reflejos, no advirtió los cambios necesarios, y derivó en su propio agotamiento, simplemente porque la ISI inflexible no funciona como política de largo plazo. Además, la sustitución de importaciones aplicada de manera aislada no contribuyó al proceso de industrialización y, aún más, se transformó en un ancla para la transformación hacia un modelo exportador.

Haciendo referencia a este contexto histórico, véase que el Estado argentino se fue convirtiendo en un Hércules del gasto público populista, financiándose a través de impuestos distorsivos, presión fiscal y el costo soportado por una industria fabril cada vez más débil, en una mezquina oportunidad de “importar” materias primas, componentes, sub-productos, etc, para la industrialización de productos terminados destinados al consumo interno o de exportación. Lo que era una oportunidad para industrializar, se transformó en un “castigo”: el importar para fabricar productos y bienes de cambio.

O sea, el Estado “fuerte en su estrategia” de sustitución se convirtió en un generador del gasto “financiado”, y "la industria como motor del crecimiento argentino fue víctima del sistema en acceder al intercambio de comprar (importar) para producir (exportar o consumo interno): el ´juego del ahorcado'", indica el especialista en comercio internacional, Orlando Melone.

"Hoy el protagonista de “la industria nacional” de aquel modelo es sospechado por el mismo sistema burócrata de ventanitas, que limita a importar para producir", señala Melone.

Casi el 80% de las importaciones del país son insumos para la industria -bienes de capital y bienes intermedios. Es decir, insumos necesarios para producir las mercaderías que luego se exportan. La mayor parte de estos bienes no se fabrican en Argentina o solo a precios demasiado elevados (por carencia de economías de escala o falta de inversión tecnológica).

"Forzar a una sustitución no planificada, no estratégica, identificada por sectores, incide negativamente sobre la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales", explica Melone.

La sustitución industrial de importaciones tiende a crear un sesgo anti-exportador al incrementar los costos de producción. Esto impacta directamente en la competitividad ya que los insumos con los que se fabrican bienes argentinos son, entonces, más caros o de calidad inferior respecto de los que ofrece un esquema de mayor apertura.

Como consecuencia, "el aumento de costos que el Estado genere sobre las importaciones terminará indefectiblemente trasladándose a las empresas exportadoras, reduciendo su competitividad y su capacidad para posicionarse en los mercados externos", subraya el especialista.

Para que las exportaciones aumenten, es necesario el empleo de insumos importados, al menos en el mediano plazo o hasta que se generen cadenas integradas de proveedores locales competitivas en calidad, volumen y precio.

Vender sin comprar: exportar sin importar

En un mundo conectado al alcance de solo un “click”, las cadenas de valor son globales. "No es viable abrir mercados en el exterior en la medida en que a los países a los que les queremos vender, no les compremos de manera reciproca", señala Melone.

En la internacionalización están las reglas de reciprocidad. La apertura de oportunidades y mercados para las exportaciones argentinas depende de las mismas oportunidades y mercados (a los) que la Argentina, invite a participar.

"Pretender limitar las importaciones y al mismo tiempo la búsqueda de apertura de nuevos mercados para impulsar exportaciones, es de ingenuidad infantil", concluye.

En ese sentido, comenta que para desarrollar un plan exportador integrador es necesario reducir los costos logísticos, con una coordinación consistente de las decisiones entre diferentes áreas del Estado y que las mismas sean de carácter transversal y permanente en todo el sector público.

"Con un conjunto sistémico, que consista en modificar incentivos como motor de crecimiento, con estabilidad macroeconómica, reforma y austeridad del gigante Estado argentino, con un bimonetarismo de convivencia, obtendremos un régimen económico ordenado y estable de proyección estadista" -agrega Melone- Una vez que generemos credibilidad, estabilidad, reglas claras, blindaje jurídico y administrativo de carácter permanente (y no transitorio al color político de turno), tendremos la oportunidad de recibir inversiones extranjeras en industrias de diferentes sectores para potenciar la producción y exportación con el interés del inversionista de garantizar la demanda de destino".

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