Eran los años 90 y una rubia de 1,80 de altura, con pómulos marcados y ojos azules dominaba las pasarelas junto a su grupo de compañeras. Convirtieron el término “top model” en una marca registrada mundial. La fría belleza de Claudia Schiffer conquistaba a los diseñadores y a las marcas de lujo que la querían como imagen. Karl Lagerfeld la eligió para ser rostro de Chanel y la llevó a la fama. Pero quienes conocieron a Schiffer antes de la fama, nunca imaginaron que la tímida joven, nacida en el pueblo de Rheinberg el 25 de agosto de 1970, sería uno de los rostros más conocidos del mundo.

“Cuando le dije a mis amigos que me iba a mudar a París para ser una modelo, ellos se rieron y me dijeron ‘es divertido, nunca vas a sobrevivir’ porque era muy tímida. Pero me di cuenta que cuando tenía maquillaje había una transformación y no me sentía como la Claudia tímida de un pequeño pueblo y podía hacer cosas escandalosas”, recordó en una entrevista para Vanity Fair en 2017.
Los años 90 significaron la consagración de Claudia Schiffer.Trabajó delante de la cámara de fotógrafos míticos como Richard Avedon, Patrick Demarchelier, Arthur Elgort, Peter Lindbergh, Steven Meisel, Herb Ritts y Mario Testino. Quienes han trabajado con ella, la recuerdan como muy profesional, puntual y detallista.
Fuente: infobae.com
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