Hace unos días, el Padre Juan estaba en la Capilla Nuestra Señora del Valle, donde oficia misa, cuando le sonó el teléfono. Era una llamada por WhatsApp. Atendió y escuchó la voz de un joven que se presentó como del Ministerio de Salud.
Le dijo que se comunicaba para asignarle un turno para la vacuna del dengue. El único requisito era que le pasara cuatro números que le iban a llegar a su WhatsApp.
Apenas escuchó eso, el Padre Juan recordó que, durante la pandemia, lo habían estafado de la misma forma, pero con la vacuna del covid.
Con el código que le habían enviado hackearon su WhatsApp y después les escribieron a todos sus contactos haciéndose pasar por él y pidiéndoles dinero por una emergencia.
“Me dijo lo de los números y de inmediato le corté”, cuenta Juan.
A Sandra le pasó lo mismo. En su caso el estafador hasta se había instalado una foto con el logo del Ministerio de Salud.
Al principio ella creyó lo de la vacuna, pero cuando le empezaron a pedir datos personales se convenció de que era una estafa y cortó.
Los días siguientes la llamaron dos veces más. Sandra ya sabía de qué se trataba y no cayó en la trampa. Pero quedó demostrado que no siempre “donde hay una necesidad, nace un derecho”. A veces, nace una estafa.
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