Según el Indec, la inflación está bajando. Pero el poder adquisitivo de la gente no mejora. Y una de las razones es el gran aumento de los servicios. Como cada vez representan una porción mayor de los gastos, disminuye el dinero que queda para alimentos y el resto de las necesidades básicas.
Juan es empleado administrativo en una empresa de medicina prepaga. Lleva un control riguroso de todos sus gastos. Hace un año destinada el 27% de su sueldo a pagar los gastos fijos de luz, gas, alquiler, expensas, internet y cable, entre otros.
“Hice la cuenta ahora y, por los mismos consumos, se me va el 57% del sueldo. O sea que a principio de mes ya me queda menos de la mitad de lo que gano para cubrir todos los otros consumos, incluida la comida”, se alarma.
Y da algunos ejemplos que explican lo que le sucede. “El alquiler me aumentó de 110 mil a 380 mil pesos. Las expensas de 42 mil a 98 mil pesos, y el servicio de internet de 17 mil a 39 mil pesos”.
A Ariel, dueño de un bar, le pasó lo mismo. En su caso la diferencia de un año a otro no es tan abismal, pero también sufre el hecho de que cada vez le queda menos de sus ingresos después de pagar los servicios.
“En mayo del año pasado destinaba el 15 por ciento de mis ingresos a los servicios; ahora es el 22 por ciento. No me que queda otra que recortar en otros gastos”, se lamenta.
Las de Juan y Ariel son apenas dos historias. Dos ejemplos de un drama que sufren millones.
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