El director de cine Steven Spielberg y el actor Tom Cruise son personas famosas y muy exitosas, pero no es lo único que tienen en común: también son disléxicos, un trastorno que dificulta la capacidad de leer, de escribir y, a veces, hasta de hacer cuentas.
Y lo más curioso de todo es que, aunque mucha gente no sabe de qué se trata y mucho menos que lo padece, se estima que, en mayor o menor grado, afecta al 10 por ciento de la población mundial.
“Es un trastorno de origen neurobiológico que no tiene cura, pero con el que se puede convivir perfectamente con un tratamiento temprano”, explica el pediatra Gustavo Abichacra, de DISFAM, una asociación que nuclea a familiares de personas con dislexia.
El actor Sebastián Estevanez hace pocos años consultó a un especialista y descubrió que era disléxico. Así, entre lágrimas, entendió por qué había sufrido tanto durante su paso por la escuela y por qué aún sufre hoy cada vez que tiene que leer en público.
"Algunos tienen problemas con los números, otros con las letras. El mío es con las letras. Se me complica la lectura. Me da vergüenza leer en público. Vos ahora me pedís que lea algo y me muero", cuenta.
Peor fue lo que sufrió Juan, de 13 años, quien llegó a ser golpeado por una maestra mientras lo acusaba de no esforzarse para escribir o leer. Su madre, Sandra, denunció la situación en la escuela, pero como no tuvo ninguna respuesta de parte de las autoridades, tuvo que inscribirlo en otra.
A Benjamín, de 17, le pasó algo parecido. No sólo tuvo que sufrir el maltrato de los docentes. También el bulling de sus compañeros. Por eso, cuando hace poco le diagnosticaron dislexia sintió una liberación. Fue la confirmación de que no era nada de todo eso que le decían y que hasta él había empezado a creerse. No era vago, ni tonto ni nada de eso. Era, simplemente, disléxico.
Texto: Pablo Martin Kuperszmit
Comentarios