Las prendas que ya no tienen lugar en los placares y la gente donan o tiran a la basura tiene un largo camino donde pueden transformarse en una forma de supervivencia para muchas personas. El primer camino en la ruta de la ropa vieja son las ferias barriales, allí algunos cartoneros venden lo que encontraron o les donaron y no les sirve. Pero algunas prendas que encuentran, ya sea porque están rotas o sucias, no pueden ser ofrecidas en la feria. También hay otras que pasa mucho tiempo y nadie las compra. Para todas estas prendas que no encuentran destino hay un último lugar donde va a parar esta ropa y donde pueden sacarle una ganancia. En villa Soldati hay un galpón donde todas estas prendas son compradas como tela por kilo.
Manuel “El Toro” les compra a los cartoneros y feriantes prendas y les paga por el kilo un valor similar al del cartón. La ropa que llega al galpón de Toro es fraccionada y se le quitan cierres, elásticos y botones para hacer retazos. El destino de estas telas es transformarse en trapos para industrias y talleres que trabajan con maquinarias que suelen manchar mucho y precisan de una permanente limpieza.
A nivel mundial la industria de la moda genera 92 millones de toneladas de desechos textiles al año, de hecho, en Chile terminan casi la mitad de los desechos textiles mundiales generando un importante problema ambiental en el desierto de Atacama. En este sentido, a nivel mundial trabajos como el que realiza “El Toro” están siendo analizados ya no solo como una forma de supervivencia sino también como un aporte al medio ambiente.
Comentarios