Portada  |  31 mayo 2024

El llamado de tu vida: historias de quienes viven esperando un trasplante

Telefe Noticias presenta las historias de Carlos, Lourdes, Alejandro, Enrique y Victoria, cinco protagonistas de esa espera.

Informes Especiales

En Argentina hay 7.153 personas en lista de espera del Incucai para un trasplante de órganos. En el siguiente informe de Telefe Noticias te presentamos las historias de Carlos, Lourdes, Alejandro, Enrique y Victoria, cinco protagonistas de esa espera.

Los días para ellos pasan con esperanza, con fe, también dolor y angustia. Es, en todos los casos, una espera acompañada y sostenida por la familia. Son las historias de quienes están en lista de espera del Incucai y aguardan la llegada de un órgano que pueda darles una segunda oportunidad.

Uno de los casos es el de Carlos Lirio, que espera un trasplante cardiorenal hace un año y medio; este sería su segundo trasplante, ya que recibió un corazón en el año 1995, cuando era muy joven y tuvo una falla severa del miocardio.

"Esperar un trasplante es durísimo. No puedo hacer un viaje porque si me llaman tengo que estar en el plazo de las dos horas. Hay días que te sentís mal, otros días que te sentís bien. Lo bueno es tener compañía y mantenerse ocupado, yo voy mucho a la cancha con mi hijo, incluso hemos ido a ver a la Selección", cuenta Carlos.

Los entrevistados coinciden en que la espera desespera. En que la espera es una carrera contra el tiempo, que muchas veces se hace muy cuesta arriba, aunque lo último que se pierde es la esperanza.

"Yo tengo emociones encontradas: cuando me trasplanté por primera vez era hijo y ahora soy papá. Tenés que mostrarles a tus hijos que querés seguir viviendo, que querés estar bien", agrega Lirio.

Lourdes Budiño es la mamá de Vicente, un niño de 5 años que hace 3 años espera un intestino y hace dos meses le comunicaron los médicos que también debe recibir un hígado para poder tener una mejor calidad de vida.

"La espera es un subibaja de emociones tremendo, todo el tiempo pendiente de un llamado. Estás pensando todo el tiempo en que tu hijo puede empeorar, es horrible imaginar que tu hijo pueda no estar más", sostiene Lourdes.

En este caso la mamá de Vicente hace hincapié en que la donación pediátrica es la única solución, y recalca que desea profundamente que las familias que perdieron un hijo puedan, en ese duro momento, decidir donar los órganos para poder salvar una vida.

"Vivo con la esperanza de que el próximo sea mi hijo. Pienso en eso día y noche. Vicente me abraza y me dice que lo pone contento que va a tener un intestino y un hígado bueno y nuevo. A mí me sorprende lo fuerte que es", cuenta.

El caso de Alejandro Gómez es la espera de un riñón. Alejandro nació con una falla renal crónica y sólo le funciona la mitad de uno de los dos riñones. Patricia, su pareja, lo acompaña en este proceso, y además luchan para poder construir una habitación que le garantice las condiciones sanitarias para transitar el postoperatorio.

"Ellos me dijeron que me van a llamar y por eso en cada llamado hay esperanza. Cuando voy a diálisis le pido a la virgen que venga, porque yo no quiero estar así", sostiene Alejandro. Para la construcción de la habitación, Alejandro y Patricia están recibiendo donaciones a través del alias GOMEZ.2204.

Otra de las historias de espera es la de Enrique González Schneider, que desde 2022 espera un hígado debido a una cirrosis medicamentosa hepática. Por este cuadro, Enrique se vino de Salta a quedarse en Buenos Aires para poder esperar cerca del hospital.

"Estoy encerrado entre cuatro paredes dando gracias a la gente del hotel donde estoy, frente al Hospital Austral. Tengo una mochila armada, para el día que me llamen, cruzar la calle e internarme. Llegué a soñar todas las noches con ese llamado", sostiene.

Por último Telefe Noticias comparte la historia de Victoria Lavazza, una mujer que espera un riñón hace cuatro años y aunque lleva su rutina con diálisis, sigue trabajando y sosteniendo una vida activa.

"El día en que llegue va a ser de mucha felicidad, pero por otro lado el proceso da un poco de miedo. Es una cosa medio contradictoria, pensar que tengo que esperar que a alguien le pase algo para yo poder recibir un riñón. Pero tengo mucha fe", profundiza Victoria.

"Las noticias son duras, pero después uno se va adaptando. Los médicos me dicen que es, en promedio, una espera de cinco años. Ojalá se de", concluye.

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