Portada  |  22 enero 2024

En busca de la redención: ellos eran delincuentes, pero decidieron cambiar el rumbo de su vida

Ellos eran delincuentes, la policía los perseguía y las historias sobre sus hechos recorrían los penales. Sus vidas estaban plagadas de armas, violencia y encierro. Pero decidieron cambiar el rumbo y pasar de hacer daño a ayudar al prójimo. Buscan la redención después de una vida marcada por la ilegalidad.

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Sergio López era un ladrón reconocido en el mundo del hampa, los delincuentes lo respetaban porque no era un ladrón más. Robaba bancos y blindados, una misión a la que no cualquier delincuente se animaría a cometer. Su fama de pesado hizo que se ganara un lugar especial cuando fue capturado. Para el servicio penitenciario era un interno peligro, de alto perfil y conflictivo; para los otros delincuentes era una eminencia del delito. Sergio paso casi la mitad de su vida en penales de máxima seguridad. Allí hubo un hecho que le cambió la forma de ver el mundo: la educación. Termino la escuela primaria, curso su secundaria y comenzó a estudiar una licenciatura en comunicación, fue lo que le hizo ver el mundo en el que vivía desde otro prisma. Cuando salió del penal, se puso como lema personal “cambiar violencia por solidaridad”. Por un barrio mejor.

Ese lema lo transformo en acciones ayudando en su barrio a los vecinos que más lo necesitaban y comenzó a rescatar a antiguos “colegas” para sacarlos de la delincuencia y sumarlos al trabajo social y comunitario. Así fue como Julio, un vecino suyo de Florencio Varela, luego de estar 12 años detenido lo escucho y recupero un antiguo club abandonado para armar un merendero para los chicos.

En otro antiguo, y abandonado, club de barrio de la zona sur un grupo de ex detenidos se juntan para colaborar con los más necesitados. El club y sociedad de fomento Villa Jardín en Lanús, es el punto de encuentro. Si la reunión hubiese acontecido hace 10 años seguramente hubiera terminado con un plan muy estudiado para dar un golpe importante, un robo digno de un grupo de ladrones profesionales. Sin embargo, la cita es para recuperar una cancha de futbol y armar una colonia de verano, para que los chicos del humilde barrio a la vera del riachuelo tengan un espacio para divertirse en el caluroso verano bonaerense. “Antes nos señalaban con el dedo, hoy dicen él te puede ayudar” dice Sergio Fuentes que vive en Villa jardín desde que comenzó su carrera delictiva hasta hoy reconvertido en referente social.

Carlos, alias “Beto”, es el encargado del comedor y merendero Thames de Trujui, en el partido de Moreno. Con ayuda de su familia todos los días le da de comer a 130 chicos del barrio. La decisión llegó después de que recuperara su libertad en 2020. Casi 20 años antes, en 2001, ingreso junto a su banda a robar a un supermercado cercano, sabían que el lugar contaba con un vigilador, fueron armados y casi al instante en que ingresaron dispararon tres veces contra la pierna del hombre. Por ese robo Beto fue capturado 7 años después, pero faltaba aún para que su carrera delincuencial terminara. Beto se fugó de la cárcel y permaneció varios años prófugo de la justicia. Para cuando lo recapturaron, había armado una familia y conocido otra vida que no era la del delincuente. Pero debía pagar todavía y luego de una nueva temporada tras las rejas decidió que su vida debía cambiar. Cuando recupero su libertad abrió el comedor, consiguió trabajo y dedica su vida a ayudar al prójimo. Dice que quiere devolverle a la sociedad el doble de lo que le quito.

No se consideran un ejemplo, saben que lo que hicieron estuvo mal. Buscan en la solidaridad un camino de sanación personal y redención. ¿Es posible dejar atrás una vida de delitos? ¿Pueden años de solidaridad tapar años de delincuencia? ¿O sus antecedentes pesa más que su presente?

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