Alquilar un departamento es casi una misión imposible en el contexto actual. Son tantos los requisitos y tan baja la oferta que muchos corren una verdadera carrera contrarreloj por conseguir uno. Y así, en medio de la desesperación, terminan siendo víctimas de una nueva variante del cuento del tío: la de los estafadores “inmobiliarios”.
Mónica lo comprobó en carne propia. Después de meses de intentar alquilar creyó que lo había logrado cuando se contactó con el supuesto de dueño de un departamento publicado en Facebook.
Buen precio, perfecto estado, según se veía en las fotos, y ubicado en pleno centro de Merlo. La única condición que pedía el “dueño” era que le hiciera una trasferencia de 50 mil pesos de inmediato a modo de reserva. “Me dijo que tenía tantos interesados que era la única manera con la que podía dar de baja la publicación”, explica Mónica.
Mónica dudó, sobre todo porque el hombre no le daba la dirección exacta del lugar, pero finalmente hizo la transferencia. Dos días después, cuando todavía no había siquiera podido ver el departamento, sus dudas se convirtieron en certezas. Y de las peores. El autor de la publicación dejó de responderle los mensajes y después directamente la bloqueó.
“Lo único que tengo son los datos de la cuenta a la que hice la transferencia. El perfil de Facebook obviamente es falso”, se lamenta Mónica.
Evelyn sufrió una estafa similar. En su caso la descubrió recién cuando llegó con un flete y todas sus cosas a la puerta del edificio donde creía haber reservado un departamento por 40 mil pesos.
Le mandó una foto al autor de la publicación para mostrarle que ya estaba ahí. Como respuesta recibió con otra, como dando a entender que él también estaba en el lugar. Pero había un detalle: esa foto había sido sacada un día con sol radiante. Y Evelyn estaba con su bebé en brazos bajo una lluvia torrencial.
Llamó varias veces al estafador, pero lo único que recibió fueron burlas.
Otra víctima es Valentina. Cincuenta mil pesos le transfirió a alguien al que contactó por Facebook para alquiler una departamento en Almagro. “Me dijo que, como había tenido malas experiencias con inquilinos, exigía una transferencia previa”, cuenta Valentina.
El tema es que ella ni siquiera había visto el departamento. “Jugó con mi desesperación”, analiza ahora. La plata se la había prestado su tío. Así que ahora está sin departamento, con una deuda y con lo que más le duele: la impotencia por la estafa.
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