Hoy, en “Herederos” hablamos con Carli Jimenez. Hijo de la Mona Jimenez, desde su infancia conoce el significado de la fama, el sacrificio de un cantante y músico. De niño recuerda los viajes, las idas y vueltas en micros, los escenarios, el cuarteto.
También recuerda la discriminación. La familia entera vivía en un barrio de clase media-alta, cuyos vecinos no aceptaban que un músico pudiera generar dinero. A Carli lo excluyeron de cumpleaños, y sus compañeros de colegio del vecindario lo criticaron constantemente. Creció y decidió mudarse a Buenos Aires, para apartarse de presiones, fama, y cuestionamientos.
Luego de un tiempo volvió a Córdoba, quería pasar más tiempo con su padre. No podía olvidar que de niño, la Mona casi nunca estaba en su casa, por viajar de gira en gira. Su profundo deseo de disfrutar a su padre lo introdujo en la cotidianeidad de aquel cuartetero: pasó a formar parte de la banda como un músico más. De esos años relata anécdotas imperdibles.
Una vez, junto a todos los integrantes de la banda, tuvieron que empujar a pie a un avión para poder despegar y llegar a horario a un show. Los escenarios compartidos entre Padre e hijo se convirtieron en memorias imborrables, en tesoros que ni el paso del tiempo puede robar.
Hoy, padre e hijo mantienen una cercana relación. Los une una infinidad de anécdotas, valores y desafíos. Los une el parentesco, pero los enlaza y ensambla la música.
Agradecimientos:
BONSAI STUDIO. Av. Independencia 2968- Cel: 011 4957-4449
Especial agradecimiento a Marita Gurruchaga.
Jardín Japonés
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